Este régimen tiene el espíritu de los perros de la guerra.
No solo es la coincidencia con su parentela ideológica, sino que la característica primordial del gobierno venezolano es que acabará estrellándose contra la realidad de una nación que anhela vivir con plenas libertades. Han hecho lo indecible por imponer un modelo que tiene un ínfimo respaldo en la población.
Sus políticas no alzan el vuelo cómo los cóndores andinos; frente a la pavorosa crisis que han originado adquieren pertrechos bélicos para contarnos cuentos de invasiones fantásticas. Venezuela le ha comprado a Rusia treinta y seis aviones Sukhoi. También los tanques de combate M-72 producidos por Rusia desde el año 1971 forman parte del arsenal que ya ronda los cuatrocientos, casi todos destartalados, ocultos en las guarniciones. Además obtuvieron 100 unidades del modelo T-72B1, el cual tiene como característica un moderno blindaje de protección de unos 100 mm de grueso, una longitud de 6,95 mts, un ancho de 4,75 mts, pesa 41,5 toneladas.
Y tiene una altura de 2,47 mts. Puede desplazarse a unos 60 Km por hora y alcanzar una autonomía de 700 kilómetros de recorrido con una carga de diesel. Ni hablar de los sistemas antiaéreos con ojivas explosivas de precisión milimétrica. Recibieron alrededor de ochenta helicópteros en tres modelos diferentes (MI 17, M 26 y M 35) de los cuales se han precipitados a tierra catorce, con un saldo de treinta y seis oficiales venezolanos muertos. ¿Quien responde por los percances originados por fallas mecánicas y estructurales de aparatos viejos reconstruidos y vendidos como nuevos? Ya son seiscientos mil los fusiles de asalto Kalashnikov que tiene la fuerza armada. En el 2006 el presidente Hugo Chávez, anuncia la creación de una fábrica de estos en Maracay. Invirtieron una gran cantidad de recursos que se esfumaron en los bolsillos de los jerarcas. El diario ruso Kommersant cifra en 18 millones de dólares lo hurtado. El ex senador moscovita Serguéi Popelniujov es investigado por tribunales de la federación rusa por este hecho. Los de acá, vinculados al gobierno de Aragua, ni con el pétalo de una rosa ¿Quien responde por el dinero venezolano?
El Gobierno bolivariano es el mayor comprador de armas y equipo bélico ruso en América Latina. Anatoli Isaikin, director de Rosoboronexport, la exportadora estatal rusa, ubicó a Venezuela en el cuadro de clientes especiales: de los 18, 5 millardos de dólares que vendieron en la región a lo largo de catorce años, 14 millardos de dólares corresponden a las compras ordenadas desde Caracas. Y Solo estamos hablando de los negocios armamentistas con Rusia. Si colocamos las estadísticas con China y Bielorrusia, las elevaríamos por el orden de los veintiocho millardos.
¿Será que los venezolanos comeremos armas? Cuando haga una kilométrica cola piense en que su sacrificio no le importa al gobierno, ellos solo quieren a los aviones Sukhoi para hacernos creer que estamos amenazados. Con solo dejar de comprar estas naves construiríamos doce universidades, seis liceos y dos hospitales de calidad; además de darle presupuesto a todas nuestras casas de estudio de nivel superior.
Que los campesinos no tengan créditos que impulse la independencia económica no es problema. La revolución ofrece su stop de helicópteros artillados rusos que pueden ser apreciados cuando se caen como coheticos de papel. Escojan su modelo: MI 17, M 26 y M 35 todos terminan en el piso o corroídos en los andenes del gobierno. Que los centros de salud carezcan implementos ni para una simple sutura.
Llegaron las granadas de fragmentación Degtyarev RGD-5 con su amplio poder de aniquilación. Los trabajadores exigen empleos decentes con buenas remuneraciones que le haga tener acceso a la cesta básica. El régimen les ofrece videos de los fusiles de asalto Kalashnikov, para que vean cómo estamos apertrechados ante el ataque invasor. Que el hampa ande con el moño suelto asesinando a mansalva a inocentes venezolanos, no es inconvenientes para la boliburguesia. Sus casas son fortines llenos de sistemas sofisticados de seguridad. Los pobres que entiendan que el gobierno de Maduro y Diosdado piensa en ellos.
Nicolás Maduro, nos vende una guerra imaginaria que le devuelva la popularidad perdida. Han buscando todos los artificios posibles, ya las mentiras no tienen asidero en un pueblo agobiado ante una verdadera catástrofe que amenaza con terminar de arrasarlo. Sus ilusiones se las llevó el viento de una revolución marchita. Quizás un buen pedazo de Sukhoi tenga el sabor de las desaparecidas caraotas. Posiblemente esos inmensos y destartalados tanques rusos nos traigan el gustillo de algún ciervo almizclero de la provincia de Irkutsk. Ecosistema extraordinario en los inmensos territorios blancos cerca de la cuenca del río Angará, que trae agua del lago Baikal. Un grato deglutir que nos recuerde a la carne que huyó del sueño bendito de los pobres…