Alexi Candelario ha sido un auténtico verdugo contra Lara. A los seis episodios en blanco en la primera vuelta, agregó ayer otro trabajo de alta factura. Su repertorio de recta con gran movimiento y slider dañiña estuvo espeso para los bates visitantes, que venían de golpear 32 imparables en la serie de Puerto La Cruz.
Hasta el cuarto nadie levantó la bola y ocho de los 13 outs que logró Candelario fueron producto de rolatas. Adormeció por completo a la toletería roja y le entregó a un bullpen que tampoco cedió concesiones, salvo en el séptimo capítulo. Un club que solo pegó cuatro cohetes difícilmente podía ganar.
Sin embargo, Cardenales le llenó las bases luego de hacer una el séptimo referido. Rivero elevó profundo fly al centro y Ramón Ramírez le lanzó con mucho cuidado a Orlando, entregándole base por bolas. Un buen tablazo habría cambiado el destino del juego, en ese momento con diferencia de dos carreras, pero Carlos Guzmán, una nulidad con el madero, conectó rolata para doble play.
Antes y después de eso, poco o nada hizo Cardenales. Yoanner Negrín estuvo discreto ante un club que presenta una alineación demoledora en la cual ocho de sus nueve piezas están sobre .290. Un batazo poco fuerte de Mustelier empujó dos en el segundo, y dos errores de Querecuto provocaron la otra en el tramo siguiente. No es el mismo pitcher de la primera ronda y no pudo con la asignatura de lanzar al menos cinco entradas. Noche aciaga para la defensiva.
Tres pecados provocaron trío de anotaciones. Lara sigue sin ser constante y no gana seguido con facilidad. Va de un extremo a otro en ofensiva y pitcheo. Por eso continúa apareado con Caracas y Caribes en la lucha por los puesto intermedios y cayó a un triple empate en el quinto lugar. Así como vencer dos veces en Puerto La Cruz fue clave, no menos significativo asoma el careo de esta noche contra Caracas, primero de tres enfrentamientos contra los Leones. Néstor Molina tiene la pelota para darle oxígeno a un bando inestable que no obstante mantiene una opción sobresaliente.