La Navidad y Año Nuevo se nos vienen encima. Tiempos de balances, de inspiración para evocar los placeres del recuerdo.
¿Cuáles placeres evocamos en Venezuela? ¿Un país donde lamentablemente se reportan centenares de crímenes por la violencia institucionalizada? ¿No es violencia institucionalizada reseñar víctimas de atracos, violaciones y muertes inocentes por la acción desenfrenada del hampa?
Venezuela no ha sido distinta este año. Hambre, miseria, colas, bachaqueo, escasez, inflación galopante. Grandes problemas políticos han causado congoja entre los venezolanos y el país iba cuesta abajo.
El gobierno había impuesto su voluntad e hipnotizado al pueblo con su poder sin saber qué nos esperaba al final del túnel. Un año donde el régimen le robó la justicia a la gente. Las armas o la Ley. La dictadura o la libertad. El fusil o la Constitución.
Diciembre, un mes de elecciones parlamentarias cuando con tu voto ha vuelto a nacer la Patria sin fusiles ni balas, sino ideas, palabras y virtudes.
El sistema de turno estaba mermando con sus acciones el carácter patrio de la nación, porque cuando los corruptos caminan libremente y la impunidad se pavonea, cuando el poder actúa en beneficio de unos y las riquezas se concentran en pocas manos, entonces la Patria se avergüenza, retrocede y se hace pequeña.
Tuvimos el 6 de diciembre la nueva oportunidad de despertar, porque los venezolanos nos habíamos obstinado, en estos 17 años, en ver pasar el tiempo entregados a un camino sin asfalto. A votar como borregos cuando nos llamaban sin obtener frutos, como la expresión folclórica, tropezar con la misma piedra.
Lamentablemente el ser humano es el único animal que se estrella dos veces con ella, desde que los judíos se equivocaron cuando cambiaron a Jesucristo por Barrabás en el careo que hizo Pilatos entre el bueno y el malo. La humanidad se equivocó con Musolini, con Hitler, entre otros, y los venezolanos estábamos cansados de equivocarnos en los gobiernos de turno, como ese último después del fatídico “Por ahora”, que dejó a sus herederos.
La democracia sigue siendo un valor intrínseco del venezolano. No rectificaron ni se encausaron por esa senda, y han sido deslegitimados en los pasados sufragios con el apoyo de los organismos internacionales, que gracias a la descabellada sentencia contra Leopoldo López, volvieron a voltear la mirada hacia Venezuela.
No hay nada más hermoso para el líder que debatir sus ideas, que convencer con la razón y no con la fuerza, pues cuando ésta se usa para doblegar al adversario, más temprano que tarde termina siendo víctima de ella.