Las buenas causas tienen hermosas historias. El 27 de noviembre de 1967, un grupo de exalumnas del colegio María Auxiliadora, con el apoyo incondicional de la hermana sor Aura Garrillo, deciden crear la Casa Hogar San Juan Bosco, en homenaje al fundador de la familia salesiana «y maestro de la juventud».
Varias personas se colocan al frente de esta noble causa, entre otras, María Teresa de Palma, ya fallecida, y Nilda Herize de Anzola (Chichita), en la actualidad presidenta honoraria y administrativa de la institución, quien cuenta con el apoyo incondicional de 130 voluntarias, además del respaldo de padrinos y benefactores. Son ellos «quienes le dan brillo y empuje a la obra», en palabras de Herize de Anzola, satisfecha por el largo camino recorrido.
La tarea no ha sido fácil: la casa fue invadida y hasta ahora ha resultado imposible recuperarla. Sin embargo, cuando la adversidad planta su peor cara, Dios ofrece razones para seguir adelante.
Tocaron puertas para detectar necesidades, en los barrios San José, La Rinconada, La Ruezga y El Cují, repartidos entre las ciudades de Barquisimeto y Duaca. De esta forma, en voz alta, deciden: No hay casa, pero sí niños y jóvenes con necesidades de formación.
Adoptan la política de buscar «padrinos y madrinas» y se crea la iniciativa Apadrina con don Bosco. El milagro se hace posible y en la actualidad hay 157 apadrinados, quienes estudian desde bachillerato hasta Medicina, gracias al corazón bondadoso de quienes saben que dar es acto tan gozoso como el recibir.
Este año, con el objetivo de compartir, revisar metas y agradecer, celebraron con acto denominado Sueño de Navidad. El grato momento cerró con abrazo salesiano y la convicción de no desmayar en esta tarea de ayudar a formar a hombres y mujeres de bien.