El paraguayo Nicolás Leoz, el fallecido argentino Julio Grondona y el brasileño Ricardo Teixeira se adueñaron del fútbol sudamericano a principios de los años 1980, montando una trama de corrupción y sobornos que duró tres décadas y recién fue destapado este año por las autoridades estadounidenses.
Mientras Leoz, expresidente de la Conmebol, y Teixeira, extitular de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), están procesados en el “FIFAgate”, Grondona, exvicepresidente del la FIFA y expresidente de Asociación del Fútbol Argentino (AFA) desde 1979 hasta su muerte en 2014, aparece mencionado como “co-conspirador 1” en los documentos judiciales.
Los fiscales federales estadounidenses a cargo del caso, por el cual fueron inculpados el jueves otros 16 altos responsables o exaltos responsables de la FIFA, establecen que fue a mediados de la década de 1980 cuando Leoz, Teixeira y Grondona se hicieron fuertes, como el inicio de los negociados de sobornos en el fútbol sudamericano.
En forma paralela, mencionan el ascenso en ese mismo periodo del trinitense Jack Warner, expresidente de la Concacaf y también procesado en la causa.
“Como presidentes de las federaciones nacionales de los dos potencias tradicionales del fútbol en la región -Brasil y Argentina-, Teixeira y el co-conspirador 1 se unieron a Leoz para ejercer una influencia significativa sobre la Conmebol”, afirma el acta de inculpación de 236 páginas.
El manejo de los tres dirigentes fue más allá de lo meramente deportivo: “Los acusados Nicolás Leoz y Ricardo Teixeira, junto con el co-conspirador 1, usarían su poder e influencia para enriquecerse de manera ilegal”, señala.
Lo que nació a mediados de los años 1980, en particular con la “lucrativa relación comercial” establecida con la compañía brasileña Traffic por los derechos de la Copa América, se asentó en la década de 1990, cuando Teixeira llegó a la presidencia de la CBF en 1989 y mantuvo su cargo hasta su renuncia en 2012.
Leoz era presidente de la Conmebol desde 1986 y Grondona había llegado a la vicepresidencia de la FIFA en 1988.
Más de 200 millones de dólares
Además de Traffic, de José Hawilla, entraron en el multimillonario negocio las compañías estadounidense ISM de la belga-colombiana Zorana Danis (que se declaró culpable en el caso para aliviar su condena) y la argentina Torneos y Competencias, uno de cuyos dueños es Alejandro Burzaco (que también admitió ciertos cargos con el mismo fin), entre otras.
El sistema de sobornos a cambio de la obtención y renovación de esos contratos terminó abarcando a los por entonces presidentes de muchas federaciones nacionales, así como responsables de la Conmebol como su actual y exsecretario general, los argentinos José Luis Meiszner y Eduardo Deluca, hoy en día procesados en Estados Unidos.
Las renuncias de Leoz, Teixeira y Warner y la muerte de Grondona no pusieron fin a los negociados: el paraguayo Juan Ángel Napout, presidente de la Conmebol, y el hondureño Alfredo Hawit, presidente interino de la Concacaf, fueron arrestados el jueves en Zúrich (Suiza) e inculpados junto con otros 14 dirigentes del fútbol latinoamericano.
“Durante el período del acta de inculpación, los acusados y sus co-conspiradores estuvieron involucrados en actos criminales incluyendo acuerdos para pagar y recibir más de 200 millones de dólares en sobornos”, señala el documento.
No todo fueron sobornos a cambios de contratos de comercialización. La denuncia asegura que algunos procesados aprovecharon para hacerse con fondos de la FIFA, entre ellos dinero dedicado para paliar desastres naturales.
Si la fortuna personal de los involucrados es difícil de estimar, la denuncia judicial hace mención por ejemplo a que Leoz utilizó una firma de inversiones con sede en Nueva York para que la administre una cartera que tenía 40 millones de dólares de inversiones en todo el mundo hasta 2012.