“Ya basta de tanta delincuencia, mi niña trabajaba día a día; no es justo. Lo acepto Señor que esto es lo que se está viviendo, no te recrimino nada Dios, pero sí clamo tu justicia divina.
Tu me diste una revelación mi Señor; sabía que algo se aproximaba, pero no sabía que era la muerte de mi hija”, exclamaba la señora Judith, madre de Magdalena del Carmen Rodríguez, de 26 años, quien fue asesinada en la calle 3 con vereda 14 de Cerritos Blancos, parroquia Juan de Villegas del oeste de la ciudad.
Le disparan desde un carro
Rodríguez le dijo a su pareja que iba a un negocio de chinos a comprar unos refrescos. Era lo que le faltaba para la celebración del cumpleaños de su compañero. Sería el día de hoy; el joven le dijo que dejara eso así pero ella insistió. La dama salió de su casa, ubicada en la avenida principal de El Caribe II, se montó en su vehículo un Ford Ka, blanco de placas AB773ET.
Ella iba en el volante. A su lado un primito y en la parte de atrás del vehículo un niño de 6 años, hijo de la pareja de Rodríguez.
Los tres acudieron al negocio de Cerritos Blancos e hicieron las compras y se montaron en el vehículo. Cuando se disponían a arrancar fueron interceptados por unos sujetos en un vehículo oscuro, que algunos testigos describieron como gris; otros como negro. Uno gritaba que se parara y al hacer caso omiso a la orden de los delincuentes estos comenzaron a disparar.
La dama, asustada, aceleró y cruzó, pero los sujetos la persiguieron y dispararon desde las ventanas con armas de diversos calibres. Rodríguez, llamada de cariño La Chata, por muchos logró rodar 80 metros, porque un disparó en la cabeza acabó con su vida.
Los sujetos escaparon y en el momento del crimen no hubo patrulla alguna que pasara por el lugar. Vecinos de la zona llamaron a emergencia solicitando una ambulancia y tampoco fue enviada. En el momento que se apersonaron los cuerpos de seguridad ya no había nada que hacer.
El vehículo tenía cuatro impactos por la maletera, siete entre la puerta del conductor y la parte de atrás del lado izquierdo, además de tres impactos en el parabrisas por el lado del copiloto.
Por fortuna al niño de 6 años que estaba dentro del vehículo no le pasó nada y al primo que la acompañaba que se presume es un adolescente tampoco.
El cuerpo de La Chata quedó dentro del vehículo, acostado hacia el lado derecho. En el asiento del copiloto un gorrito de Navidad que llevaba el pequeño.
El lugar estaba lleno de curiosos y familiares. Su madre estaba tirada en el piso llorando por su muchacha al tiempo que decía que la dejaran desahogarse.
En medio de su dolor decía que el crimen no fue voluntad de Dios; había sido el demonio que actuó en esos seres humanos, repetía que en este país no existía justicia pero que creía en Dios y en Él clamaba su justicia. A su alrededor estaban seres queridos quienes cantaban canciones cristianas y católicas para calmar un poco a la señora.
La joven era profesora, tenía un local en su casa en donde hacía uñas y le iba muy bien. Era la segunda de tres hermanos, su ilusión era tener un bebé. Se llevaba muy bien con los dos niños de su pareja, con quien tenía al menos dos años.
Manejan el robo
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc llegaron al lugar de los hechos e hicieron las respectivas pesquisas del caso. Colectaron algunas conchas que quedaron en el lugar donde inició la persecución y según la versión de algunos testigos, ellos por ahora manejan el crimen como una resistencia al robo, pero no descartan otra hipótesis por como se dieron los hechos.
Otras versiones
Distintas versiones se han conocido de algunas fuentes policiales. Conocidos de la pareja, manifestaron que la joven hace tres meses atrás fue víctima del robo de su vehículo y que estaría siendo extorsionada. Pintó el carro pero no quería salir de él, pues lo había obtenido con mucho sacrificio. También indicaron que el crimen fue una confusión; que buscaban a la pareja de La Chata, supuesto integrante de la banda Los Orientales y que pensaban que él andaría en el vehículo y por ello lo atacaron.
Dicha banda comenzó a sonar el 18 de agosto cuando en Los Cerrajones asesinaron a Biyecson Antonio Acosta Montero (22). Ese mismo día, en horas de la tarde, asesinaron en Cerritos Blancos a un supuesto integrante de la banda El Cucaracho, enemigos de Los Orientales. Posteriormente el 1° se septiembre del mismo año Juan Bernardo Maestre Montero (29), hermano de Acosta Montero, fue a vengar la muerte de su ser querido asesinó a un adolescente apodado El Portu, hirió a El Cucaracho, pero fue ultimado, ese día escaparon integrantes de ambos bandos por lo que se cree que dicha guerra continúa.
Sin embargo todas estas versiones están siendo procesadas por el cuerpo de investigaciones pues a los sabuesos también le llegaron esas versiones y serán ellos los que se encarguen de esclarecer este crimen que se convierte en el 35 ejecutado en contra de una mujer en lo que va de 2015.