En un país en el cual se desconocen las cifras de los indicadores económicos y se teme por el futuro político, resulta complejo tomar decisiones con la plena convicción de que serán las correctas. Pero, no existen buenas o malas decisiones, sino resultados.
Tal aseveración fue realizada por la economista, especialista en gerencia de mercadeo y docente de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), Marisela Cuevas, quien ayer ofreció en la sala de exposiciones de EL IMPULSO, el taller Toma de decisiones estratégicas, durante el cual compartió contenido relacionado con la formulación de estas y la incidencia de la creatividad en la selecciones estratégica.
Entre los puntos a destacar la facilitadora subrayó la necesidad de contar, como empresa, con un objetivo puntual que guíe el camino. Allí reside la importancia de diseñar estrategias que permitan llegar a este, en términos de calidad y eficiencia, así como disminuir la incertidumbre y los costos.
Cuevas destacó el valor de conocer las potencialidades internas de las organizaciones, así como las oportunidades presentes en el entorno. Para dicho análisis recomendó emplear herramientas sencillas como la FODA, matriz de análisis empresarial.
Respecto a los niveles de inseguridad jurídica actuales y si el mercado larense es escenario de decisiones estratégicas, Cuevas apuntó que “mientras más incertidumbre exista las decisiones serán más arriesgadas”. En tal sentido, comentó que es conveniente conocer a cabalidad los recursos propios, a objeto de disminuir el riesgo externo. De lo contrario el trabajo se realizará “a ciegas”.
Recalcó que las empresas deben dotarse de capacidad de respuesta, ante los inesperados escenarios de la sociedad venezolana, ya que “la inacción es la peor decisión”. El fin deberá ser potenciar lo bueno y disminuir lo negativo, con base en decisiones prudenciales y un horizonte temporal de tres meses, ya que el contexto político y escenario económico son difusos y vulnerables, lo que limita el poder de decisión.
La práctica es crucial
Cuevas detalló que es casi imposible conocer con precisión si una decisión será exitosa o no. Esto no se logra hasta luego de ponerla en práctica.
“Se puede tener una expectativa al momento en que se formula una decisión y con un escenario como el actual, puede que el resultado sea contrario. Sin embargo, el riesgo se puede disminuir con un pensamiento estratégico, consciente de nuestra realidad”.
Allí la importancia de que las decisiones a tomar sean pensadas y estructuradas.
La decisión en grupo
Al consultarle sobre la complejidad que encara una toma de decisiones grupal, señaló que lo conveniente en un escenario como este es que la escogencia y diseño de la misma sea abordada por todos los integrantes del equipo, a propósito de que cada uno de estos realice sus aportes y se involucre.
Indicó que de esta manera se generará una responsabilidad compartida y no se percibirá como una medida impuesta y arbitraria del gerente. Es primicial mantener presente el objetivo.