La realidad para los trabajadores que devengan un salario mínimo es preocupante.
La entrada en vigencia del 15% restante del incremento salarial, decretado por el presidente Hugo Chávez el 1° de mayo, un total de 32,25% en el 2012, no menguó las necesidades de los venezolanos quienes deben estirar cada quincena para poder costear sus gastos de alimentación, educación y vestido.
Los 2 mil 047 con 52 bolívares, 476,16 dólares mensuales a cambio oficial de Cadivi, se han convertido en sal y agua para los trabajadores venezolanos, y en Barquisimeto no escapan a esta circunstancia. Las amas de casa gastan por lo menos Bs. 5 mil mensuales en mercado y no llevan de todo: carne de res, embutidos y quesos se han ido quedando fuera de las compras rutinarias a falta de recursos.
Otros han optado por mantener varios frentes de trabajo, para poder llevar un poco más de dinero a sus hogares y lograr mantener a sus hijos. El alto costo de la vida, sumado a la inflación y a la especulación hacen que el sueldo mínimo sea insuficiente para las familias barquisimetanas.
Para los economistas, las personas que sólo dependan del salario mínimo mensual, sólo podrán cubrir el 57,1% de la canasta básica promedio, que para el mes de julio alcanzaba los 3 mil 644,64 bolívares. El monto equivale a dos veces el valor de la canasta alimentaria normativa que mide el Instituto Nacional de Estadística y que costó el mes pasado 1. 822,32 bolívares.
A pesar de esta situación, el Presidente expresó que el salario mínimo venezolano era superior al resto de los países de América Latina, sin embargo en Argentina subió hace pocos días a 620 dólares mensuales.
Fotos: Simón Alberto Orellana