Hace un año (27 de noviembre 2014) ante la sostenida caída en los precios del petróleo, la organización de países exportadores (OPEP), en una controversial asamblea celebrada en Viena, acordó ceder a las fuerzas del mercado la búsqueda de un equilibrio entre oferta y demanda, que eventualmente condujera hacia un ajuste de las cotizaciones del oro negro. Arabia Saudita y sus socios del golfo (amparados en su peso específico como mayores productores en el seno de la organización), decidieron apostar por este mecanismo regulador, antes que forzar una disminución de la producción, que presionara el nivel de precios desde la oferta, pero que implicaba la posibilidad de perder cuotas de mercado en el complicado negocio petrolero global. Se trataba de poner en práctica una estrategia, que en la lógica de los sauditas, apuntaba directamente a desmontar la producción de petróleos no convencionales, responsables del crecimiento de los volúmenes de producción y oferta en los últimos años, particularmente la proveniente del uso de las técnicas de fracturación hidráulica (fracking) utilizada en Estados Unidos.
Esta decisión, contribuyó a acentuar la caída en los precios del crudo, luego de años en que cotizaciones sobre los 100 dólares /barril produjeron una relativa bonanza y una mayor participación de inversionistas y productores. De esta manera, el desarrollo de técnicas de explotación más costosas como el esquisto, permitió a EEUU y otras naciones, incrementar significativamente sus niveles de producción, reduciendo al mismo tiempo su dependencia del crudo importado.
Un año después de la polémica decisión, se pueden observar los siguientes efectos:
1.- Efectos sobre los crudos no convencionales
Para los productores de petróleos no convencionales, los precios han descendido a niveles tales, que la relación costo-beneficio, desestimula las inversiones en nuevos desarrollos. Ello ha producido un importante declive en la extracción de crudo de esquisto. También ha afectado las inversiones en producción costa afuera (Brasil, Noruega) y en arenas bituminosas (Canadá).
En 2015, gigantes de la industria como Exxon Mobil o Chevron han cedido su facturación en un 30%, en comparación con 2014 (Thomson Reuter 26 Oct 2015). El grupo Anglo-holandés Shell, anunciaba recientemente un déficit neto de 7.400 millones de dólares, lo cual los llevó a suprimir todos los proyectos de exploración en Alaska y la pérdida de unos 6.500 puestos de trabajo (Le Monde, 29 de octubre de 2015).
Sin embargo, para analistas financieros, la liquidación de productores más débiles ha permitido que los grandes consorcios absorban estos activos, lo que seguramente incidirá en una más eficiente capitalización de cara al futuro (The New York Times, 2 de mayo 2015)
2.- Efectos sobre la Economía global
Algunas agencias internacionales estimaron que la caída en los precios del crudo, significaba una oportunidad excepcional para reactivar la economía global, particularmente en Europa, Japón y China. Se partía de la presunción que una rebaja en los costos energéticos contribuiría con ese propósito, sin embargo, la disminución producida en las inversiones de capital provenientes de las industrias relacionadas, terminaron impactaron negativamente el PIB global (CreditSuisse)
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, la mayoría de las economías industrializadas muestran una tendencia a la desaceleración de su crecimiento. (OCDE 08 de octubre de 2015). Paralelamente, la culminación del llamado “Superciclo” ha afectado a un conjunto de países emergentes, ricos en dotación de materias primas, que representan hasta 20% del PIB mundial. Este escenario ha influenciado a las economías más vulnerables a la exploración de soluciones en un entorno cada vez más incierto.
La progresión del comercio mundial cerrará 2015 en 2,8% en lugar del 4% previsto por la Organización Mundial de Comercio en Abril. (OMC, 20 de septiembre de 2015) Siendo el cuarto año consecutivo en que el crecimiento del comercio internacional de bienes y servicios estará por debajo del 3%.
3-Efectos en la OPEP
Aunque los hechos, parecieran darles la razón a los estrategas de la OPEP, la organización no ha logrado convencer a otros grandes productores como Rusia, México, China o Noruega de lograr un frente común para defender los precios. El mantenimiento de las cuotas de mercado ha privado en el comportamiento de sus miembros más influyentes. La actitud de Arabia Saudita es contradictoria en muchos sentidos, aunque dotada de grandes reservas financieras, es posible que culmine el año con un importante déficit en sus cuentas fiscales, y la posición de países como Irak está lejos del acatamiento de la cuota de producción acordada.
A partir de enero, la situación se complicará con el regreso a los circuitos de producción de Irán, un peso pesado de la organización.
Para países como Venezuela y Nigeria entre otros, la baja del precio del petróleo ha significado un año de penurias económicas y sociales, producto de una merma de los ingresos fiscales provenientes de sus exportaciones petroleras.
La diplomacia petrolera venezolana, siempre mantuvo la tesis del apuntalamiento de los precios mediante el recorte de la producción, en este sentido intentó, sin éxito, lograr acuerdos de la OPEP con grandes productores como Rusia y México.
Conclusiones:
Los hechos evidencian una dinámica del mercado petrolero distinta a la que prevaleció durante medio siglo. Si bien la OPEP continúa siendo un interlocutor importante, hoy no es el factor decisivo para lograr los ajustes en el mercado. La restricción de la oferta, condición necesaria para el equilibrio, tendrá que acordarse con el concurso de otros productores y de las petroleras internacionales, generadoras de las tecnologías y de los grandes proyectos en el sector energético. En este entorno, un incremento sustancial de los precios, es poco factible en el corto plazo.