El gas, uno de los servicios básicos que no puede faltar en los hogares venezolanos se ha hecho extremadamente difícil que sea llevado con regular frecuencia a las casas de familia.
Baquisimeto, pese a ocupar el puesto número diez en importancia en el país, no escapa de esta amarga realidad y forma parte de la lista de las urbes en la que para contar con un cilindro de gas doméstico en la casa, es obligatorio someterse a los avatares de una cola, frente a las distribuidoras del producto a las que se tiene que llegar en horas de la madrugada, hoy en manos del Gobierno nacional.
Insatisfechos con supervisión
Clara Infante, habitante de la carrera 3 de Barrio Unión, tras ser consultada, deploró que hace año y medio, es decir, en mayo de 2014, quien para ese entonces era presidente del Consejo Legislativo del estado Lara, diputado Luis Jonás Reyes, anunció que procedería a la evaluación de las inquietudes de las comunidades relacionadas con el tema de la distribución del producto, luego de reunión con representantes de la empresa socialista Pdvsa Gas Comunal para discutir las quejas de los usuarios del servicio.
“Por mi casa y por mi comunidad nunca pasó a tratar ese asunto”, aseguró Infante.
Recordó que aún están esperando del compromiso que hizo el parlamentario en nombre del ente legislativo, de tomar algunas acciones para garantizar que el gas llegara a las casas, pero además, que fuera vendido a precio establecido en Gaceta, para evitar de esta manera la especulación por parte de los distribuidores.
No obstante, ahondó que ni lo uno ni lo otro, porque a la fecha es una hazaña lograr que un camionero visite una vivienda para dejar una bombona de gas.
No hay supervisión
El ingeniero Arturo Lobatón, habitante de la urbanización Las Trinitarias, criticó que hasta ahora desconoce la existencia del Órgano Superior del Servicio de Gas Doméstico en Lara, el cual se encargaría de supervisar e inspeccionar las empresas de propiedad social responsables de la distribución del gas en Iribarren, así como visitar las plantas para constatar niveles de producción, a objeto de inyectarles efectividad y mayor celeridad en la prestación del servicio.
Condenados a esperar
Es una queja constante de los usuarios respecto a la tardanza que registran para la entrega de las bombonas, por negligencia de las empresas de gas doméstico, a las cuales están suscritos, principalmente las administradas por el Gobierno.
En este sentido, Mercedes Ramírez expresó indignación por estar condenada a esperar hasta mes y medio para que le lleven a su casa una bombona de 18 kilogramos, pese a que, afirmó, llama todos los días a la oficina despachadora para recordar el pedido hecho. Durante ese mes y medio, acotó, desde la referida oficina sobran las excusas para justificar la tardanza en la entrega.
“Cuando pregunto por qué no me han traído la bombona me responden que no tienen carros, que hay una sola persona trabajando y no puede abarcar toda la ruta, o cualquier otro cuento que no me convence”, precisó.
Al problema se suman los apagones, sostuvo, ya que las pequeñas cocinas eléctricas que sustituyen a las cocinas convencionales quedan inoperativas durante las prolongadas interrupciones de energía que duran hasta cuatro horas.
Puntualizó que si bien está prohibido que las empresas de gas doméstico vendan bombonas en sus instalaciones, el desbordamiento de personas en sus puertas crece todos los días para comprar el producto.
No es justo que las colas sean interminables frente a estas empresas, cuando el gas debería ser entregado e instalado el cilindro en las viviendas por personal capacitado con todas las medidas de seguridad posible.
Atrás queda el proyecto de gasificación directo en Lara
Uno de los proyectos trazados por el Gobierno nacional para Lara, a través de Pdvsa Gas, fue ejecutar en las parroquias Concepción, Unión y Catedral, en el municipio Iribarren, la instalación directa de gas en las viviendas, el cual se materializó en la urbanización Ruezga Sur, Residencias Venezuela, Bararida (nueva y vieja) y Pata e’ Palo.
La intención de gasificar bajo esta modalidad era contrarrestar la falla en el suministro con camiones con el cilindro hacia las comunidades, irregularidad que se intensifica a medida que avanzan los días.
Otro objetivo del proyecto era acabar con la especulación de algunos distribuidores que cobraban a los clientes la bombona pequeña en 20 bolívares, cuyo costo regulado es 5.
Además, se descongestionarían las empresas distribuidoras en la ciudad, para beneficio de apartados lugares que también necesitan el servicio y no les llega con regularidad por estar distantes de las plantas.
No obstante, sobre el proyecto no se conocen nuevos avances.