Para algunos compradores del mercado Terepaima, ayer la visita sorpresa de la Superintendencia de Precios Justos significó la oportunidad de adquirir a precios bajos productos de la canasta alimentaria.
Sin embargo, para los comerciantes, especialmente del área de carnicerías, fue el más pésimo día de labor por las pérdidas cuantiosas de las cuales denunciaron fueron víctimas, por no corresponderse con la realidad los precios justos establecidos por la Sundde y los costos de producción para hacer llegar el producto al consumidor.
La jornada se replicó en mercados de todo el país. En el Terepaima más de 20 fiscales se desplegaron acompañados de inspectores populares, milicia y amplio contingente de la Guardia Nacional.
La percepción de los consumidores sobre lo ocurrido fue variada. Sin embargo, coincidieron en que sería una acción momentánea la cual poco favorecería en función de solventar los elevados costos.
Es el caso de Carol Roque, quien es compradora asidua del mercado Terepaima los fines de semana y debe comprar normalmente al precio que le venden.
“Yo no sabía nada; hay mucha cola. Lo importante aquí es que permanezcan los precios bajos pero eso no pasa eso, luego que termina la fiscalización no quedará mercancía y se conseguirá todo más caro”.
Rafael Rodríguez, también comprador, consideró que la fiscalización debe hacerse en los mataderos porque son ellos quienes venden a los negocios. “Los comercios venden según el precio al cual compran. Hay mucha cola; compré apenas unas sardinitas”.
Para José Rodríguez, quien salía con algunas bolsas, “la fiscalización sólo tiene lógica en el marco de las venideras elecciones”.
Dianora Cárdenas, por su parte, prefirió no hacer la enorme cola parar comprar luego de obligar a los comercios a vender a menor precio, sin embargo, afirmó que como en todas partes la inflación hace incomprables todos los productos alimenticios.
Obligados
Más que molesta se mostró la abogada Marilin Unda, presidenta de la Asociación de Carniceros del estado Lara.
Para ella lo más negativo del Sundde es que no pidieron en ningún momento las facturas para demostrar el precio elevado, el cual deben pagar por el producto que venden.
“A Bs. 410 pagamos el pollo para venderlo a Bs. 600 normalmente. Esto de hoy (ayer) fue pérdida total, luego no habrá nada que vender; en diciembre no habrá productos”.
Vendieron a perdida
Sin más opción, los comerciantes procedieron a vender los productos en medio de colas incesantes.
Según Unda, la carne de res la compran a 540 bolívares a los proveedores y la Sundde los obliga a vender a 220 por kilo. Lo legal sería venderlo a Bs. 950 el kilo para un 30% de margen de ganancia.
Sostuvo que la inflación eleva los costos de producción al punto de que la cinta de sierra para carnicería, tiene un precio en el mercado de Bs. 5.500 y en un mismo día de uso se puede dañar.
Asimismo mencionó el caso de la cuchilla para despotar la carne en Bs. 15.000 y Bs. 20.000.
A esto se le suman los pagos por arrendamiento anual y trimestral además del pago de los trabajadores.
“Soy madre de familia y tengo tres hijos que mantener”, agregó Unda.