Por la puerta del sol
No hay más remedio, las circunstancias impulsan a no distraerse con los prometedores de felicidad, los interesados y charlatanes de oficio, cuyo trabajo es desviar la atención, engañar y atrapar incautos. No podemos desviarnos de la ruta que nos llevará directo a la paz, al sosiego, a la seguridad de nuestras vidas y bienes, a la recuperación del respeto y libertad que a pasos agigantados hemos ido perdiendo sin que ley alguna lo evite.
Cada día que pasa se acrecientan los problemas a causa de la desorganización, la falta de voluntad y capacidad de los ineptos. Estos entes han demostrado que no están preparados para enfrentar, solucionar, dirigir y llevar adelante un proyecto de país; sencillamente porque no tienen preparación o porque les conviene ya que han pactado con los “pranes” que han pasado a formar parte de la dirigencia del país – siendo personas de alta peligrosidad- quienes para demostrar su poder recurren a las masacres dentro de estos reductos llamados cárceles. El Estado ha olvidado la obligación que tiene de dar protección a todos sus ciudadanos. La violencia dentro y fuera de las cárceles está copando todos los ámbitos del país.
Lo importante en este momento crucial de la historia venezolana es saber quién entre los postulados a la presidencia es la persona idónea y capaz de dirigir el país hacia su recuperación total y definitiva, después del 7 de Octubre…
Se necesita un capitán honesto, sincero, que tome el mando y esté dispuesto a salvar el barco de las aguas tormentosas en que lo tienen inmerso. El cambio es la bendición que esperamos con alegría y que producirá en el corazón de todos el mismo efecto que produce el agua en el desierto.
Perdonar y olvidar se dice fácilmente, como si fuéramos seres sin memoria o hechos de piedra. El olvido no existe. En nuestras raíces se almacenan y robustecen los lazos que nos atan, educan nuestras reacciones y sostienen la estructura de nuestro espíritu. Los recuerdos buenos o malos perduran en nuestra conciencia, por lo tanto no se olvidan fácilmente. Algunos dicen perdono pero no olvido. Total seguimos en las mismas. Tal vez sea más fácil perdonar que olvidar, sobre todo cuando se ha tenido fe y confianza en alguien, que al final de cuentas no llenó nuestras expectativas. “Hay quienes imaginan el olvido como si fuera un depósito desierto, una cosecha de nada, y sin embargo, el olvido está lleno de memoria” (M. Benedetti)
Atravesamos un momento difícil. La humanidad ha sido golpeada a lo largo de la historia por tiranías que hasta el momento no han demostrado que pueden resolver los problemas de sus pueblos, más bien los han llevado al caos, la destrucción, la miseria y al odio.
A pesar de sus múltiples defectos se vive mejor en democracia. Los aires de libertad se sienten, los odios se amortiguan se construye para un futuro y la miseria se reduce con el trabajo. Siempre ha sido la mejor opción, por esta razón la mayoría de los pueblos del mundo son demócratas. Necesitamos un gobierno que resuelva los problemas, que acoja por igual a todos los ciudadanos, que quiera el bien para todos, distribuya la riqueza por igual entre todos, no para un grupo, que trabaje por el bien común, que sea un medio para servir a la nación y no el fin para satisfacer sus ambiciones personales. Es el desorden político lo que lleva al desquicio general de las funciones sociales.
Se abre un nuevo camino a la esperanza; caen las caretas en la triste farsa de obsoletos ideales, se van los días de incertidumbre y pavor, los pedruscos se van como pedruscos que no dan vida, opacos, sin alma, solos en el infierno de sus negras conciencias…
En este momento crucial de la historia me vienen a la mente las palabras de un joven de 24 años, lleno de vida y de sueños como otros tantos, muerto frente a su madre por un asesino gracias a la violencia que reina en el país y a la enorme falta de justicia, razón más que suficiente para asegurar que hay un nuevo camino por el que hay que luchar, única manera de salvarse de este sistema indolente e incapaz. Alguien tendrá que ponerle el cascabel al gato…
“Pertenecemos a una ola que es desenfrenada y frenética por descubrir lo que ya es la salvación, como lo es para el sediento un vaso de agua” (Mijaíl Martínez N. Q.E.P.D.)