La Historia, cual dálmata, está teñida con ciertos lunares que son tristes ejemplos de traidores, cuyo único mérito fue… ser inoportunos y además garantizarse alguna ganancia o el cobro de alguna tarifa. No se trata del hecho de cambiar de percepción ante cualquier proyecto político, social, económico o de cualquier índole; lo verdaderamente infame y atroz es el pase de factura para cobrar la acción ante el mejor postor o simplemente el logro de algún beneficio personal.
Célebres, por asquerosos, han sido los casos como Judas, la Malinche, los Rosenberg, Marco Junio Bruto (Brutus), Wang Jingwei y Antonio López de Santa Anna… último este que entregó los estados de California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Colorado y Utah a Estados Unidos en el famoso Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848; previa anexión de Texas (en 1945) que se había declarado República independiente. Recibió –“el Estado mexicano”- 15 millones de dólares (3 al momento y lo demás en pagos anuales al 6% de interés). Así lo reseñan los libros.
Todo esto para referirme al Esequibo y la postura facilona, cómoda y vaya usted a saber si beneficiosa, de quienes no generan respuesta ante lo espinoso que se ha puesto la situación limítrofe con nuestros vecinos guyaneses. Son unos 159.542 kilómetros cuadrados que hemos exigido cuestionando el Laudo arbitral de 1899, introduciendo el Reclamo ante la ONU en 1962, el Acuerdo de Ginebra de 1966, el Protocolo de Puerto España de 1970… pero, además, hemos soportado actos inamistosos como la Disputa de Pirara, la propuesta de Negociación Directa con Guyana que negaron los guyaneses, el incidente de 2007, la entrega del Bloque Roraima a la empresa transnacional Anadarko Petroleum en 2012-2013 y ahora en 2015 el anuncio guyanés de acordar exploración del bloque Stabroek a la Exxon Mobil. Pero también faltaron agallas para apoyar la Rebelión del Rupununi en 1969, siendo presidente Rafael Caldera, cuando invocando su nacionalidad venezolana una inmensa mayoría de la zona solicitó anexarse a Venezuela y el precitado Caldera se abstuvo de darles ayuda, amparo, auxilio, protección… que sé yo!
Hoy… en 2015 y bajo la óptica del socialismo del siglo XXI pareciera inexorable la posible pérdida de la zona. Propongo a los gobernantes de turno que reflexionen y articulen (su palabra preferida) los mecanismos que permitan la recuperación de “nuestro territorio” Esequibo (o Esequivo como escriben otros). Lo antes posible y para evitar que aparezca algún Antonio López de Santa Anna de corte criollo a negociar lo que es nuestro. Evitando así una asqueante traición… Que no falte seriedad para solicitar lo que en justicia nos corresponde. De cierre de este artículo culmino recordándole a los psuvecos que en su discurso del 20 de febrero de 2004 durante su visita a Georgetown, Chávez “el comandante Supremo, Eterno y Planetario”, expresó: «El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países».
Hablemos luego de apátridas y entreguistas… ¿Qué tal?
Mientras eso recordamos, se siente el aire electoral dentro del oficialismo con las gastadas consignas de siempre: “rodilla en tierra” (ya uno sabe que son las dos rodillas y en actitud suplicante), “cerrar filas” (y uno entiende que se las cierran a los de abajo), “no bajar la guardia” (es decir, mantenerse en las colas a la espera de los productos de primera necesidad)… votar es la consigna!