Los opositores sirios se manifestaron este viernes en varias ciudades del país para reclamar la partida del presidente Bashar al Asad, mientras que el secretario general dela ONU, Ban Ki-moon, pidió que el régimen no utilice armas pesadas en la represión de la revuelta.
Como cada viernes desde el comienzo de la rebelión en marzo de 2011, decenas de miles de sirios salieron a las calles, a veces en pequeños grupos por temor a los bombardeos, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
«No cederemos a pesar de vuestros tanques y cañones», gritaban frenéticamente los manifestantes en Aassali, un barrio del sur de Damasco.
Las fuerzas del régimen, que considera «terroristas» a los opositores, fueron ampliamente desplegadas en previsión de las manifestaciones. El acceso a Damasco estaba cerrado y en la mayoría de los barrios de la capital había retenes de seguridad, según un periodista dela AFP.
En Kafarzita (centro), los manifestantes, entre los cuales muchos niños, gritaban «Muerte antes que humillación», uno de los lemas de los militantes contra el régimen, según los videos difundidos por los activistas.
El tono también era desafiante en la provincia de Deraa (sur): «Sólo nos arrodillaremos ante Dios», gritaban.
Según Rami Abdel Rahman, director del OSDH, organismo que recaba sus informaciones utilizando una red de militantes y de testigos en el terreno, hubo manifestaciones en todas las regiones, salvo en las que son objeto de «operaciones militares» y aquellas desertadas por sus habitantes.
En todo el país, al menos 70 personas murieron el viernes, según un balance provisorio del OSDH que informó sobre 119 muertos el jueves. Estas cifras son imposibles de verificar con una fuente independiente.
Foto: AP