Por cosas como las de Amuay se pierden elecciones. Mucho más cuando una campaña responde lerda y erráticamente, como lo hizo el Comando Carabobo. 30 horas le tomo a Chávez trasladarse al lugar de los hechos, 30 horas de segundones desatinados apoderándosede la escena. Un cínico Ramírez alcanzaba a balbucear que la planta estaba “en plena capacidad operativa”, mientras el mundo entero reportaba el candelero; otra gringa desaforada sugería en VTV que se trataba de un atentado terrorista. Cuando el “otro beta” apareció ya la matriz de opinión le era muy adversa.
Pero lo de Amuay está en pleno desarrollo. A nadie debe extrañar que Chávez pretenda revertir el suceso a su favor. Si el interés comunicacional se mantiene,la revolución tiene que dar una respuesta contundente o podría sufrir un revés electoral. El Comandante candidato conoce perfectamente los estragos políticos que un “accidente” como este puede causar (¿Recuerdan el revés que sufrió el PP luego del ataque terrorista en el metro de Madrid?), por lo que seguramente responderá de la forma habitual: incriminando.
Mi hipótesis es que, si el escándalo continúa, el PSUV armará su show judicial. Sostendrán que hubo un atentado terrorista contra la industria del pueblo y tratarán de incorporar “la defensa de la patria” a su campaña, como se ha hecho en el pasado. Algún pordiosero servirá de “testigo estrella” y Luisa Ortega pondrá a declarar hasta a La Iguana, para que atestigüe contra la “ultraderecha antipatriota y vuela-pozos”. Pagará algún Simonovis, mientras los Alfredos Peñas revolverán sus whiskeys. Con el paso del tiempo, hasta algún opositor perdido (y aficionado a las encuestas) criticará a los “vuela-pozos” en nombre de la reconciliación. Así,la leyenda devendrá en historia y luego en libro de texto para estudiantes de Simoncitos.
Chávez tiene que responder, si no lo hace pierde. Como no puede reconocer que destruyó Pdvsa, la actitud será la de siempre: echarle la culpa a la oposición. @yongoicoechea