“La ley premió al asesino de mi nieto. Cinco años de cárcel es muy poco para alguien que le arrebató la vida y los sueños a otra persona”, dijo Marlene Silva, abuela de Frank José Sánchez Castillo, atleta de 20 años de edad, asesinado el 28 de mayo en La Ruezga Sur, sector 8.
Aunque el homicida, de 15 años de edad, fue detenido tres días después del crimen, fue este lunes cuando se celebró el juicio en el Tribunal Segundo de Control del estado Lara. Fue sentenciado a cinco años de encarcelamiento por el delito de homicidio intencional por motivos fútiles e innobles.
La condena la cumplirá en el Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins conocido como Retén de El Manzano.
La abuela del joven que participó en los Juegos Paralímpicos en los años 2012 y 2013, en la disciplina de natación, recordó que desde el primer instante en que supo que El Brando estaba detenido comenzó su lucha para que se hiciera justicia. Ella estaba representada por Alba Casanova, fiscal 18 del Ministerio Público.
“El juicio fue diferido en varias ocasiones, a veces porque no trasladaban al imputado y otras porque no se presentaba la defensa”, explicó Marlene Silva, pero finalmente el lunes todos acudieron a la cita.
A El Brando se le concedió el derecho de palabra en tres ocasiones; en las dos primeras sólo dijo “Yo soy inocente” y en la tercera expresó: “Yo solo quiero salir rápido de esto, quiero la calle, eso allá –El Retén- es muy feo”.
En ese momento la señora Silva, quien tenía su mirada fijada en la del asesino, se desconcertó.
“¿Cómo era posible que un criminal dijera que la cárcel era fea? Si fea fue la desgracia que le causó a nuestra familia, horrible fue haber asesinado sin motivo a un ser brillante y excepcional, con muchos sueños, con muchas ganas de vivir”.
Toda una familia en agonía
El miércoles 28 de mayo de 2014 fue la fecha en que la familia de Frank José quedó marcada para siempre. El joven estaba con su primo y dos amigos en una cancha que está justo frente a su vivienda. Eran cerca de las nueve de la noche cuando El Brando, para entonces de 14 años, apuntó con una pistola al grupo.
Frank, con la esperanza de evitar una tragedia le dijo “baja el arma” pero caso contrario el adolescente le disparó en la cabeza. El relato fue contado por los tres testigos del hecho, quienes desde un primer instante reconocieron a El Brando, quien vivía en un sector aledaño de La Ruezga Sur.
Las siguientes horas fueron las más duras para la familia. Marlene Silva Castillo de Sánchez, progenitora, debió trasladar a su hijo a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda. De allí lo llevaron a una clínica para hacerle una tomografía porque al parecer tenía el proyectil alojado en el cerebro. Lo regresaron al hospital y le comunicaron que tenía muerte cerebral
Un día después, el 29 de mayo, a las 11:00 de la mañana, Frank José Sánchez Castillo fue desconectado del respirador mecánico con consentimiento de la familia.
Tranquilidad parcial
El poder de Dios influyó más que la justicia del hombre. La abuela de la víctima está convencida de eso, porque desde siempre fueron una familia católica y creyente de la Justicia Divina. Esa misma fe en Dios fue la que los impulsó a no decaer cuando de pequeño a Frank le amputaron ambos pies.
“A todas las familias que están viviendo lo mismo que nosotros les digo: No decaigan, tengan fe y persistan”.