Lo que ha debido ser un duro golpe a la causa opositora podría terminar convirtiéndose en un espaldarazo a la unidad. La condena a Leopoldo López, que buscaba, además de castigar al líder de Voluntad Popular, desestimular a los votantes, parece que tendrá el efecto contrario.
Sin proponérselo, una juez le dio a la alternativa democrática un símbolo de lucha. Lo ocurrido el pasado 11 de septiembre en la plaza José Martí de Caracas ejemplificó el renacimiento del espíritu unitario que prohijó esta coyuntura.
Ese día, Lilian Tintori convocó una concentración con el objeto de leer una carta que escribió López a los venezolanos luego de ser condenado a casi catorce años de prisión.
La concentración reunió en un mismo espacio a líderes como Chúo Torrealba, Tomás Guanipa y Freddy Guevara, quienes dejaron sus diferencias a un lado para acompañar a Tintori.
El mensaje del líder de Voluntad Popular fue inteligente y mesurado: Justifica su decisión de haberse entregado a sabiendas de que no tendría un juicio justo, reconoce que fue un sacrificio personal en aras de lograr la recuperación de la democracia, a la vez que expresa que el cambio del modelo económico, político y social se logrará a través del voto masivo el 6 de diciembre.
El Leopoldo López juzgado y sentenciado es un líder que ha madurado políticamente, que pide a sus seguidores no rendirse y que se expresen a través del voto.
López no pidió incendiar las calles de Venezuela como le hubiese convenido al gobierno, pidió a los venezolanos cambio y voto.
En este contexto, coincidimos con el analista Luis Vicente León, quien afirma que el gobierno está convirtiendo al líder de Voluntad Popular en un mártir.
Transformarlo en mártir tiene sus riesgos, toda vez que las encuestas apuntan que los ciudadanos están cambiando sus preferencias electorales y que el camino está abierto para la consolidación de nuevo liderazgos y opciones políticas.
Recordemos que tanto López como María Corina Machado son considerados como el ala más dura de la oposición venezolana, partidarios de lo que se denominó “La salida” que propugnaba presionar para lograr la renuncia de Maduro por la vía de la movilización popular.
Luego del fracaso de “La salida” el partido abrazó la tesis de convocar una asamblea nacional constituyente e incluso comenzó un tímido proceso de recolección de firmas.
Finalmente, Voluntad Popular se adhirió a la plataforma unitaria para las elecciones parlamentarias y se logró una unidad muy frágil, al punto que las diferencias entre los principales partidos comenzaron a ser de dominio público.
En este momento, la condena y prisión de López de cara al 6D puede convertirse en un gran catalizador para movilizar a aquel sector del electorado identificado con la oposición radical que no se encuentra motivado a votar en virtud de los cuestionamientos que existen en torno al árbitro y al propio sistema electoral.
El cambio de estrategia del líder de Voluntad Popular centrando la lucha en la arena electoral señala el rumbo hacia una mayor cohesión opositora. La Mesa de la Unidad anunció que comenzará “una campaña social” destinada a crear conciencia en la población sobre los cambios que se producirán en Venezuela con un nuevo parlamento, al tiempo que los líderes opositores han remarcado que la división entre lo que puede llamarse el ala moderada y el ala radical ha terminado (al menos por los momentos).
Durante este turbulento periodo de precampaña la unidad ha actuado con sindéresis. No obstante, la mesa no está servida para el triunfo de esta opción política, éste dependerá de las estrategias que se implementen a partir de este momento y de evitar caer en el terreno del enfrentamiento y la violencia, porque como demostró la dramática experiencia de “la salida”, este es el mejor escenario para el oficialismo, que deberá tratar en el tiempo que resta para el 6D recuperar a toda costa el favor popular.
Aún con amplia ventaja el camino hacia el 6D luce empedrado y lleno de riesgos. Mientras el gobierno sigue ignorando los problemas de la gente y colocando la agenda en Guyana, la frontera con Colombia o la guerra económica; en Ramo Verde se va consolidando un líder político cuyo peso será determinante para las próximas elecciones del 6D y para el futuro cercano.