A las poetas Gloria Cepeda y Amanda Victoria, dedico
De Santa Marta, de Bucaramanga, de Pamplona, de Ocaña, de Cúcuta, de toda Nueva Granada con Bolívar al frente cruzaron el río los valientes hermanos. Pelearon en San Antonio, pelearon en San Cristóbal, pelearon en Trujillo, Boconó en Niquitao. En Mérida fueron honrados como ejercito libertador: ”¡Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela que os dio el ser, a vos, ciudadano general! Que vuestra mano incansable siga victoriosa destrozando cadenas, que vuestra presencia sea el terror de los tiranos y que toda la tierra de Colombia diga un día: Bolívar vengó nuestros agravios”.
Cruzaron el río, sin permiso de sus jefes, cruzaron el río con sus espadas y sus lanzas, cruzaron el río los valientes hermanos. Venían de Pamplona, venían de Bogotá, venían de Cartagena, venían de las montañas, venían de los llanos, por el río Táchira cruzaron los valientes hermanos con sus caballos y sus espadas. Con Bolívar al frente y Girardot y Ribas a su lado, cruzaron el río sin temor a la muerte, cruzaron el río para luchar por nuestra libertad, de Cúcuta cruzaron el río hacia una Venezuela bajo el yugo imperial. Para darnos libertad cruzaron el río los valientes hermanos.
Ganaron batallas tras batallas, su furor inclemente encendió el ánimo independentista, con valor y Bolívar al frente atravesaron el país victoriosos, los valientes hermanos pasaron gloriosos por los llanos, ganaron Los Horcones, ganaron Carabobo ganaron Aragua, ganaron Caracas, con sus caballos y sus espadas los valientes hermanos quedaron en la historia.
Desde Cúcuta y todas partes del Magdalena vinieron los hermanos como ejército libertador, cruzaron el río sin temor a la muerte. En sus rostros había coraje y había amor por Venezuela, con su sangre y sus voces en tono de corneta al ataque, cruzaron el río los valientes hermanos. Venían de Ocaña, de Pamplona, Bucaramanga, Cartagena, Santa Marta, de toda Colombia venían los valientes hermanos. Pelearon y ganaron en San Cristóbal, en Mérida, en Trujillo, en Lara, en Cojedes, en Carabobo, en Aragua, en Caracas, de toda Colombia y por toda Venezuela los valientes hermanos lucharon por nuestra libertad.
Nadie de arriba en el Gobierno de Nueva Granada sabía que cruzarían el río y lo cruzaron, con Bolívar al frente, sin permiso y sin miedo a la muerte, con sus caballos y sus espadas los valientes hermanos cruzaron el río para darnos libertad. Victoria tras Victoria y con paso de esperanza los hermanos de Cúcuta, Pamplona, Cartagena, Bucaramanga, Bogotá y toda Colombia pelearon y ganaron de manera rauda y admirable en una ruta triunfal de San Antonio hasta Caracas.
Hoy sus hijos cruzan el río a la inversa, sin caballos, sin espadas, sin alegría, con su pobreza a las espaldas, con lágrimas de niño, con lágrimas de anciano. Habían llegado de Ocaña, de Pamplona, de Cartagena, de todo el Magdalena habían llegado a la tierra que hace doscientos años regaron con sangre sus antepasados.
Del ejército libertador honrado y reconocido en Mérida, del camino de éxitos por toda Venezuela, de la hermandad de sangre, historia, patria y poesía, los valientes hermanos cruzaron el río a la inversa bajo la vista y la autoridad de las peinillas y los fusiles, cruzaron el río los hermanos con tristeza, dolor y humillación. Pero no estaban ni están solos los hermanos, cruzan el río a la inversa los queridos hermanos, con Bolívar al frente quien también fue deportado.