En política el diálogo, como se realiza en Colombia, se establece entre factores de poder, que generalmente tienen profundas diferencias ideológicas en cuanto a la conducción del Estado, con la finalidad de normalizar la vida política, económica y social de la nación. Por eso las conversaciones se adelantan en Cuba entre representantes del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las FARC, previo acuerdo de que el mismo tiene como objetivo buscar y encontrar la paz definitiva en el vecino país.
En nuestro país, afortunadamente no estamos en guerra, pero existen peligrosas manifestaciones de violencia en los barrios populares entre bandas armadas de diferentes signos, aunque con predominio del hampa que también amenaza a la clase media y a toda la población. Sin embargo existe un estado de permanente violación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que en nuestra opinión requiere un diálogo de interés nacional, para restablecer el Estado de Derecho.
La violación de la Carta Magna ha sido una práctica frecuente, antes y después de la decisión del Presidente de la República extinto, de designar al Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro, como su sucesor en caso de que fuese declarado Inhabilitado, cuando el artículo 233 de la Constitución Nacional establece que debe encargarse el Presidente de la Asamblea.
El año pasado el gobierno dio algunos pasos para el diálogo con el sector empresarial estableciendo mesas en las que se sentaron algunos empresarios y representantes oficialistas, sin resultado alguno, porque no pasó de simples ofrecimientos que nunca cumplió el régimen. Debido a su política hegemónica, en la creencia de que tiene la verdad en las manos se ha negado a establecer un diálogo con Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que representa el 50% o más del electorado nacional.
Estos hechos revelan lo complicado y difícil de creer en la voluntad del gobierno para dialogar, así el llamado provenga del impopular Presidente, que trata de buscar su legitimación en el mundo económico y social, desconociendo el factor político, sin el cual no se podrá avanzar.
Y aunque como se dice en corrillos políticos, Maduro es el candidato de los hermanos Castro, el pensamiento de los comandantes cubanos, que hoy dialogan y negocian con los Estados Unidos, olvidados de la vieja prédica del antiimperialismo, parece no entenderlo Nicolás Maduro ni el Presidente de la Asamblea Nacional y la totalidad de los parlamentarios oficialistas, que no sólo actúan al margen de la tendencia mundial a la convivencia civilizada, sino también en contravención al Orden Jurídico nacional , cuando proceden con absoluta complicidad en la flagrante violación de la Ley fundamental de la República.
Y aunque se han dado algunos pasos para que se produzca la liberación de algunos presos políticos en condiciones de la casa por cárcel y presentación periódica a los tribunales, todavía existe un largo o mediano trecho por transitar para que se vean los frutos de la aspiración de muchas familias venezolanas de recibir en sus hogares a sus seres queridos, que están tras las rejas o en el ostracismo, si la Alternativa Democrática gana las elecciones parlamentarias y aprueba una Ley de Amnistía.
Por tales y muchas otras razones, para evitar males mayores resulta imprescindible, en nuestra opinión, iniciar un diálogo constitucional, después de las elecciones parlamentarias, entre representantes del gobierno y de la oposición, para restablecer el Estado de Derecho. Para ello es necesario dejar de lado a los talibanes y extremistas del oficialismo y de la oposición, que desde posiciones muy cómodas, por lo general exclusivamente teóricas, les piden a los líderes que conducen la administración pública y la lucha por un cambio democrático, que radicalicen sus enfrentamientos. Cualquiera sea la conducta del impopular Presidente y de su incapacidad para seguir al frente de la nación y resolver los problemas fundamentales que afectan a la mayoría de los venezolanos, los demócratas debemos seguir indisolublemente vinculados y apegados al texto de la Constitución Nacional Bolivariana.
El desempeño de los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha permitido a la Alternativa Democrática avanzar hasta alcanzar la Unidad de la inmensa mayoría de la oposición, capaz de entusiasmar a los votantes y evitar un mega fraude contra más del 60 ó 70% de los venezolanos que acudan a sufragar contra el hambre, el desempleo, la escasez, el alto costo de la vida, la inseguridad de las personas y los bienes. Es decir: todos los demócratas organizados y dispuestos a defender el voto, en las elecciones del 6 de Diciembre expresados en una aplastante victoria.