El ejército surcoreano disparó el jueves docenas de proyectiles a la enemiga Corea del Norte, después de recibir una única ronda de artillería norcoreana en una ciudad fronteriza de Corea del Sur, indicó el Ministerio surcoreano de Defensa.
En su comunicado, el ejército dijo haber disparado hacia el lugar del que se había lanzado el proyectil norcoreano. No había otros detalles en un primer momento ni noticias de víctimas. No parecía que Pyongyang hubiera devuelto el fuego.
Unos 80 vecinos de Yeoncheon, la localidad surcoreana donde cayó el primer proyectil fueron evacuados a refugios subterráneos, y las autoridades instaron a otros vecinos a evacuar, indicó un funcionario local que solicitó permanecer en el anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios.
En la cercana ciudad fronteriza de Paju se pidió a los vecinos que permanecieran en casa. En la isla de Baeknyeong, cerca de la disputada línea divisoria entre ambos países —donde se han producido varias escaramuzas en los últimos años— se evacuó a los vecinos de los pueblos cerca de un lugar donde Corea del Sur controla uno de sus altavoces, según autoridades de la isla.
Corea del Norte había amenazado antes con atacar los altavoces surcoreanos, que por primera vez en 11 años vuelven a emitir mensajes de propaganda hacia el otro lado de la frontera. Pyongyang también reconectó sus propios altavoces dirigidos hacia el sur.
La guerra de propaganda se reanudó después de que Seúl acusara a Pyongyang de plantar en el lado surcoreano de la Zona Desmilitarizada las minas terrestres que mutilaron a dos soldados surcoreanos la semana pasada.
La autoritaria Corea del Norte es muy susceptible a cualquier crítica al gobierno que dirige su líder, Kim Jong Un, cuya familia gobierna el país desde su fundación en 1948.
El pasado octubre, las tropas norcoreanas abrieron fuego en zonas cerca de Yeoncheon después de que activistas surcoreanos lanzaran globos desde allí que llevaron folletos de propaganda al otro lado de la frontera. Seúl devolvió el fuego pero no se registraron víctimas. Más tarde en octubre, guardias fronterizos de ambos países volvieron a intercambiar disparos en la frontera sin causar bajas.
El ejército norcoreano dijo hace poco en un comunicado que las retransmisiones eran una declaración de guerra y que si no se detenían de inmediato, se produciría «una acción militar de justicia plena».
El presidente surcoreano, Park Geun-hye, instó a Pyongyang a «despertar» del sueño de que podría mantener su gobierno con provocaciones y amenazas.
La poderosa Comisión Nacional de Defensa de Pyongyang había afirmado que Seúl había falsificado las pruebas sobre las minas y exigió pruebas en video. Un soldado perdió una pierna y otro perdió las dos en las explosiones.