Una adolescente de 15 años, fue asesinada a las 11 de la noche del domingo, en la calle 3 con vereda 4 de Cerritos Blancos, al oeste de la ciudad. El hecho ocurrió en medio de una balacera en donde también perdió la vida Albert Enrique Rodríguez (20).
Camino recorrido
La joven era delgada, tenía cuerpo de niña, siempre andaba con una sonrisa, sin pena a nada, muy alegre, extrovertida, cualquiera que la veía no sabía todo lo que había vivido esta adolescente.
A sus 15 años, ya se había ido de su casa en reiteradas oportunidades, estuvo recluida en una casa de abrigo y por más de un año acudió al apartamento de Armando Álvarez Ramírez, de 57 años, conocido como El Gringo, con quien se prostituía.
“Una amiga mayor no los presentó en una fiesta. Él se vestía pavito, a la moda, para llamar la atención y nos decía que si queríamos ropa de marca, nos ofrecía dinero y rumba, solo por ir a su apartamento. Yo necesitaba la plata y acepté. Me acosté con él y me dio tres mil bolívares. A mí me quedaban dos mil quinientos, porque tenía que dar quinientos de comisión a la amiga que nos presentó.
Nos filmaba y nos tomaba fotos, nos daba lo que quisiéramos. Yo creía que me estaba comiendo el mundo y ahora me siento mal”, estas fueron las palabras de la adolescente de 15 años, quien fue entrevistada para este rotativo el 2 de julio, cuando El Gringo, fue detenido por el Conas, luego de que su madre denunciara a este sujeto.
La adolescente había intentado alejarse de el Gringo, e inclusive tenía un novio, él como la celaba mucho, días antes de su aprehensión la golpeó y le pasó la máquina por el pelo, afeitándola por completo. Se lo tapaba con gorros tejidos, ya su cabello había crecido un poco y había dejado atrás los gorros.
Estaba en una etapa de rebeldía; en ese momento no vivía en su casa, pero su madre le abrió las puertas de su hogar. Ella aseguró que aprovecharía la oportunidad: quería cambiar su vida.
La adolescente vivió su vida de forma acelerada, confesó que consumía estupefacientes suministrados por el Gringo.
A pesar de que había expresado deseos de alejarse de los vicios y malos pasos, no lo hizo continuó con ellos, comentó una persona muy cercana a su vida.
Según manifiestan residentes de Cerritos Blancos, a la adolescente, quien era del barrio Bolívar, desde hace unos 9 u 8 meses, se le veía en compañía de al menos cinco amigas; estaban deslumbradas por los jóvenes que allí vivían, quienes manejaban armas y droga. “Todos los fines de semana se encontraban y armaban la rumba”, comentan vecinos que no quisieron ser identificados.
Llegaron a pie
Sobre el hecho comentaron los testigos que dicha vereda es tomada por los muchachos, quienes se sientan en las calles a tomar. La noche de este domingo no fue diferente: un grupo de grande de varios jóvenes estaba en el lugar. La adolescente de 15 años llegó, pero esta vez sola, no estaba con sus amigas.
En medio de la celebración, aparecieron diez sujetos, todos armados, quienes sorprendieron a los presentes, pero tenían un objetivo y era Albert Enrique Rodríguez. Todos los que estaban allí, corrieron para resguardarse. Rodríguez quiso hacer lo mismo pero a la adolescente no le dieron tregua: la asesinaron en el lugar donde estaba.
Rodríguez recorrió al menos 70 metros, pero los proyectiles fueron más rápido que él y lo hicieron caer al piso mal herido.
Los residentes de la zona, al escuchar la balacera, se escondieron y quienes se atrevieron a asomarse eran apuntados por los pistoleros para que se metieran a las casas.
Se supo que los hampones son de Cerritos Blancos, pero de otro sector, y la pelea es por el control de la zona. Aseguran los testigos que no se identifican por temor a represalias.
Auxiliado
Una vez que cesó el fuego, fueron los familiares de Rodríguez quienes salieron a la calle y lo trasladaron en un carro particular hasta el Seguro Social Pastor Oropeza, en donde ingresó sin signos vitales, mientras a la adolescente no hubo nadie que la auxiliara. Quedó tendida en la calle y fueron funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), quienes hicieron el levantamiento de su cadáver.
Así mismo realizaron las respectivas experticias del hecho y comenzaron con las averiguaciones del mismo.