Jesús Montero ha comenzado a rendir dividendos con los Marineros de Seattle, al responder con el bate y el guante desde que fue subido al equipo grande.
El slugger, quien llegó procedente de los Yanquis en un cambio que envió al serpentinero Michael Pineda a Nueva York, no ha podido establecerse en las mayores, pero eso podría cambiar si prolonga el buen momento.
Desde los entrenamientos, Montero cumple una rutina que incluye levantar pesas, batear en las jaulas y trabajar con el coach del cuadro interior, Chris Woodward.
“Tienes que cuidar a toda la familia; aquí es como si fuese lo mismo”, dijo Montero al periodista Andrew Erickson de MLB.com.
“Dados los problemas que he tenido en los últimos años, he tratado de buscar la manera de que las cosas me salgan mejor. Esta rutina me ha dado resultados, así que trato de seguirla todos los días”, explicó.
Montero disfruta ahora de un giro positivo luego de dos años bien difíciles. En el 2013, fue suspendido por 50 juegos a raíz del caso Biogénesis. En el 2014, se reportó a los entrenamientos con 40 libras de más.
“Ahí fue cuando comenzó a dedicarse a lo que hace ahora”, dijo Woodward. “No me sorprende, porque trabajamos a diario en los entrenamientos. Pero fue antes de eso que tomó la decisión de luchar”.
“Me tomó tiempo adaptarme”, dijo Montero sobre jugar en la inicial, tras ser receptor la mayor parte de su carrera. “En Tacoma, disputé casi todos los partidos en la primera base. Simplemente trabajo en el juego de pies, en cómo me muevo y en cómo anticipo cada jugada”.