“De verdad que es triste mi hermano, que nuestro país esté atravesando por tan humillante situación, se ha perdido el respeto, ¿hasta cuándo seguiremos pasando por esto? No es justo para ninguno de nosotros, sean del lado que sean, solo me queda pedirle a Dios una pronta solución a todos estos problemas. Soy orgullosamente venezolano y seguiré luchando por mi país aunque mucha gente piense que no hay esperanza”.
Tal como lo reportó El Impulso, este lunes muchas personas se apostaron a las puertas de una ferretería del oeste de Barquisimeto, en la avenida Florencio Jiménez, e hicieron cola por unas doce horas para poder comprar tres escuálidas cabillas.
En este sentido, hoy recibí un reporte de Eduardo C., quien estuvo presente en el sitio. Este ciudadano indica que los policías estadales “hicieron su agosto” comprando dicho implemento de construcción, pues no tuvieron que hacer cola ni se limitó a tres el número de cabillas que podían adquirir. “Fue tanta la indignación de mi esposa, que no lo quedó otra que ponerse a llorar” manifiesta este usuario. Aunque estuvieron a punto de reclamar, prefirieron no hacerlo por temor a represalias.
Al final, Eduardo y su esposa salieron con las manos vacías y llenos de indignación. Así, el venezolano es burlado en su propia cara, por parte de quienes más bien deberían garantizar y defender sus derechos.