Por tratarse de un personaje de fama internacional, que actualmente está en tierras lejanas poniendo muy en alto el tricolor nacional, la entrevista no pudo ser en vivo y directo, sin embargo, su carisma logró romper las barreras de la distancia para hacerse sentir a través de líneas escritas, creando una historia que, usando la tecnología como cómplice, logró sacarnos sonrisas de admiración y un montón de sentimientos con el orgullo como protagonista.
Para él, eso de “guaro” no es sólo cuestión de gentilicio, es más bien una marca indeleble clavada en el alma, un tatuaje en lo más profundo de su ser, una de las cosas de las que más se enorgullece, un regalo de la vida, de sus padres y de su país, pues para él, haber nacido en estos lares fue una suerte de bendición que hoy día lo acompaña donde quiera que esté, sitios a los que llega con el firme propósito de repartir, a diestra y siniestra, pedacitos de Venezuela en cada bocado.
Sus primeros pasos en el mundo de la gastronomía, se remontan a una historia familiar en la que su madre y abuela paterna le enseñaron las cosas básicas de una comida casera que poco a poco se fue convirtiendo en su principal fuente de inspiración, en una pasión que con el pasar del tiempo se hizo oficio y profesión, en un arte que pulió bajo la tutela de lo grandes profesionales del Instituto Internacional Culinario de Artes de Washington D.C. y Master Chef Schooly, quienes apostaron a él y le dieron el empujon que necesitaba para ganar confianza y seguridad en sí mismo, ayudándolo así a convertirse en quien hoy día es.
De metas y triunfos
Como era de suponerse, su talento no pasó desapercibo. De hecho, un buen día la embajada de Venezuela lo contactó para representarnos en el “Embassy Chef Challenge”, el evento culinario más prestigioso de Washington, ese en el que compitieron más de 12 países y en el que batió récord al convertirse en el primer participante a lo largo de la historia del concurso que logró ganar el “Judges Choice Award” y el “People Choice Award” en una misma noche, enalteciendo así el sabor de nuestras costas con ese espectacular “Vuelve a la Vida”, refrescante y único, que fascinó a las miembros del jurado y coleccionó comentarios como el que hizo una de las juezas, quien afirmó que haber saboreado ese plato “fue como comer un rayo de sol venezolano”, para luego traer a estas tierras, a nuestras playas y nuestra cultura, un reconocimiento muy especial, dedicado con particular cariño a su entrañable gente barquisimetana.
Hoy, gracias a él nuestros sabores le dan la vuelta al mundo, pues desde los fogones de Crave, un restaurante norteamericano de alta cocina y sushi, la sazón criolla se hace sentir, seduciendo los paladares de todo aquel que tenga la dicha de probar alguno de sus exquisitos y creativos platillos.
Manuel, el chef
¿Con qué plato debutaste?
Con un lomo de puerco en salsa de higos, hongos rostizados y risoto de trufas.
¿Cuál es tu especialidad?
Me gusta cocinar de todo, pero mi especialidad es la comida mediterránea fusionada con nuestros sabores y especies.
¿Qué no puede faltar en tu cocina?
Ajo, tomillo, cebolla y sal kosher.
¿Qué utensilio de cocina se puede convertir en tu mano derecha?
Mi cuchillo shun y una espátula.
¿Cuál es el sello personal que le imprimes a cada uno de tus platillos?
El gran respeto e infinito a mor que siento por esta profesión
¿A quién admiras?
A Sumito Estévez y Gordon Ramsey.
¿Cómo definirías la cultura gastronómica de Venezuela?
Venezuela tiene una cultura gastronómica muy extensa, sabores que pueden fascinar a cualquier paladar y Chefs de muy alto calibre, quienes crean menús únicos y exquisitos a pesar de la escasez de alimentos, lo cual me parece admirable.
Planes a futuro
Uno de los que más me emociona es realizar un seminario gastronómico en Barquisimeto para jóvenes que quieran estudiar cocina.
Manuel, el hombre
¿Cómo te defines?
Me considero una persona sincera, trabajadora y muy familiar, a quien le gusta ganarse las cosas a punta de trabajo, enemigo del flojo y amante del surgir.
¿Qué es lo que más extrañas de tu país?
Mis crepúsculos, las cachapas con queso y el alfeñique. También extraño la hospitalidad de mi gente larense y, sobretodo, los 14 de enero.
Si te dicen “Barquisimeto”, ¿Qué es lo primero que viene a tu mente?
Mi Divina Pastora, mis Cardenales de Lara y los desayunos en las Carmelitas camino al Club de Golf.
Cuando estás en tu ciudad ¿Qué no puedes dejar de comer?
Mondongo, queso de cabra y cachapas.
¿Cuál es tu comida favorita?
El pescado fresco, la paella de mi mamá, el cocido gallego de mi abuela y, si estoy lejos de casa, el salmón ahumado.
“Me gustan los sabores frescos, tropicales, que representen siempre de dónde vengo. En cada plato dejo mi corazón para demostrar quién soy y la pasión que siento por la gastronomía”
“Amo a mi país y en especial a mi tierra larense, espero llevar el nombre de mi Venezuela muy en alto. Invito a los jóvenes a soñar, a trabajar duro, a creer en sus sueños y no abandonarlos, a tener fe y optimismo”