En mi humilde opinión, la gente no sabe qué es mística, dice el padre Luigi Borriello, quien desde hace años se ha dedicado a investigar el contenido de esa concepción espiritual. Existe una gran confusión porque creen que es santidad, espiritualidad, santería, sincretismo; en fin, hay una mezcla.
-¿Qué es mística?
-Como ya dije, podría decir muchas cosas, porque cada quien tiene una definición muy particular; pero, después de muchos años de investigación, he podido determinar que es una cosa sencilla: está asociada al misterio. Como lo dijo San Pablo Apóstol, la mística es ese misterio escondido en los siglos de los siglos y que fue revelado con la presencia de Jesucristo.
Dios, en el Antiguo Testamento, fue misterioso, inefable, desconocido y, por lo tanto, no se podía ver, ni tocar, ya que quien lo viera estaba condenado a la muerte; pero, ese ser desconocido se va a aparecer hecho hombre en la figura de Jesucristo.
Como Dios y hombre se nos revela y habla, primeramente, a humildes pescadores y luego a grandes multitudes, dando a conocer que la muerte puede ser vencida mediante la mística, que es un proyecto de salvación y comunicación con él.
Es, entonces, cuando el hombre descubre en sí mismo ese proyecto, una experiencia maravillosa, por cuanto se percata de que Dios habita en la persona; es decir, se trata del hombre que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.
No es un Dios solitario, sino conformado por tres divinas personas: padre, hijo y espíritu santo.
El hombre tiene que descubrir esta imagen, como bien lo dijo San Agustín: buscaba a Dios fuera de mí y estaba dentro de mí.
-¿Qué diferencia hay entre mística y fe?
-No existe. Porque la fe es la llave de acceso a la mística. En el capítulo sexto del Evangelio de San Juan se puede leer que Jesús dijo: Dios es pan de vida. Quien come mi carne vivirá para siempre. Esa expresión no puede ser comprendida por la razón humana, sino por la fe. La mística es precisamente conocimiento por la fe y la única vía por la cual podemos conocer a Dios. Y cuando llegamos a conocerlo sabemos lo que es amor.
-¿Cómo, entonces, explica el amor?
-Con el ejemplo más claro que nos da el Antiguo Testamento: Abraham fue llamado por Dios a sacrificar a su hijo, Isaac. Se portó, evidentemente, como un hombre de fe, por cuanto si hubiera carecido de la misma le habría respondido al Creador: ¿Cómo me pides que haga eso? ¿Me has dado un hijo y ahora me lo pides en sacrificio? La fe es el instrumento de la voluntad para estar con Dios y, por ende, una cuestión insuperable. Ese ejemplo es la imagen del sacrificio de Jesús sobre la cruz.
La fe debe ser canalizada
-En torno a la fe, ¿cuál es su observación del pueblo venezolano?
-Tiene una fe muy grande, espontánea, que se expresa muy devocionalmente en todas partes. Así lo he podido apreciar en mi recorrido por Venezuela. Pero, esta fe tiene que ser canalizada en los límites establecidos por la Iglesia Católica, para evitar que pueda ser mezclada con otras cosas y ser ejercitada plenamente, porque, a semejanza de un miembro como un brazo que lo tengamos colocado todo el tiempo en el pecho, sin utilizar, se atrofia.
-¿Y cómo se ejercita?
-Con los talentos que nos proporciona el Evangelio.
-¿Tiene alguna explicación que cada año la procesión de la Divina Pastora, que sale de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, tenga más feligreses que acompañen la imagen?
-La gente, por lo general, necesita ayuda y la implora a través de la advocación de sus santos. En este caso, la imagen de la Divina Pastora le inspira confianza y considera que la madre de Jesús puede interceder favorablemente a sus peticiones. Importante es que la fe pueda ser purificada.
-¿Cómo se purifica?
-Cuando es perfecta y sólo se le tiene a Dios. Las personas no pueden, por una parte, rezar a los santos, implorar a Dios, buscar consuelo en la Iglesia y después agarrarse de lo que piensa que pueden resolverles sus problemas, angustias y sinsabores como cuando acuden a los cartománticos que les leen los naipes para adivinarles el futuro, a brujos para que les hagan ensalmes o preparen brebajes, o, en general, a otros embaucadores como los que dicen que pueden comunicarse con los muertos o con los espíritus. Sólo hay que fiarse de Dios.
El fenómeno de la espectacularidad
-¿Sabe usted que aquí hay gente que no sólo va a la iglesia, sino que también se traslada a Sorte, una montaña de Yaracuy, para sesiones mágicas?
-No es de extrañar que tales cosas sucedan, porque la desesperación lleva a muchas personas a buscar salir rápidamente de su situación dificultosa por la cual atraviesa. En la misma Italia podemos ver, cuando se visita un cementerio en cualquier pueblito, que han sustituido el crucifijo en las tumbas, donde ahora aparece la imagen del padre Pío. Se está produciendo el fenómeno de la espectacularidad.
-¿No es también un fenómeno de espectacularidad cuando el Presidente de la República invoca al Cristo de La Grita, a las ánimas del Purgatorio, al alma de Maisanta, a Florentino y a los espíritus de la sabana para que le curen de un cáncer?
-No soy venezolano para entender algunas de esas cosas; pero, considero que en el fondo se trata de una promoción de carácter electoral, mediante la cual se dirige a la gente, sobre todo a aquellas personas que son muy crédulas de todo, para que crean que todo eso puede operar a su favor.
Jesucristo utilizado en la política
-¿No hay también la intención de confundir a la gente cuando se dice que Jesucristo fue socialista cuando ese término apenas fue acuñado en el siglo 19?
-¡Oh! -exclama y ríe…- Eso no es nuevo. Después de la segunda guerra mundial en Italia se desplegó una intensa campaña diciendo que Jesucristo había sido el primer comunista del mundo. Se insistía en que las primeras comunidades cristianas compartían todo en común. Pero, lo común que ha privado en la Iglesia ha sido la eucaristía. Quienes han utilizado el nombre de Cristo como comunista o socialista son los que también han demostrado ser muy intolerantes.
El modelo de vida de los actores y actrices
-¿Cómo lograr la tolerancia cuando se divide un país entre dos bandos?
-Tenemos que transitar por los valores evangélicos. San Pedro decía que el cristiano tiene que dar razón de la esperanza que está en sí mismo. Vivimos momentos difíciles por las crisis que sacuden al mundo.
-¿A qué atribuye esas crisis?
-No sólo se viven en el Viejo Mundo sino en todas partes, precisamente, porque la gente se ha olvidado de las raíces cristianas y, en consecuencia, cada quien anda por su lado y así también las naciones.
-En este sentido, ¿cómo ve a los jóvenes?
-Es preocupante lo que está sucediendo con las nuevas generaciones, porque no están siendo educadas para vivir adecuadamente y bajo principios que les permitan ser buenos ciudadanos, buenos padres, buenos hijos, buenos hermanos, buenos amigos. Desde hace cierto tiempo sus modelos son los actores y las actrices más escandalosos. Los ejemplos que éstos muestran no son los más apropiados: se casan repentinamente como para dar un espectáculo los protagonistas de películas o series de televisión, forman escándalos de todo tipo, pregonan ser consumidores de drogas, no les importa la familia, cuando quieren tienen hijos, éstos, en muchos casos, no son engendrados sino que se recurre a la fertilización artificial, contratan una madre postiza, y, en fin, llevan una vida totalmente desordenada. Lo más triste es que los jóvenes creen que eso es nadar en la más cómoda corriente.
-¿Cómo observa el aumento de embarazos precoces?
-Se trata de un problema muy grave, pero, desde luego, se debe a la falta de orientación, porque, como ya dije, se han perdido los valores y los padres no se sienten con responsabilidades. La Iglesia tiene que cumplir una función muy seria, como es la de insistir en la catequesis, para formar a los niños hacia una vida sana.
-¿Tiene todavía credibilidad la Iglesia?
-En la medida que sus obispos conserven la unidad puede mantenerse una gran credibilidad. En Venezuela he tenido oportunidad de hablar con los obispos y observo que están unidos.
Fotos: Daniel Arrieta
