Miles de taxistas bloquearon este viernes importantes vías de Rio de Janeiro, sede de los Juegos Olímpicos de 2016, para protestar contra el servicio de «aventón remunerado» Uber y la piratería en general.
La manifestación arrancó en la madrugada y obstaculizó la importante avenida Aterro de Flamengo, que une el centro con los barrios acomodados de Copacabana, Ipanema y Leblón, constató un fotógrafo de la AFP.
Otras vías también fueron afectadas.
Imagénes de la televisión tomadas desde la altura mostraban una mancha amarilla de unos 2.000 autos apiñados en el Aterro, con sus conductores afuera, portando pancartas y banderas de Brasil. Unos 200 taxistas de Sao Paulo y 70 de Belo Horizonte viajaron más de 400 km a Rio para sumarse a la manifestación, informó el diario O Globo.
«Somos legales. Fuera Uber», se leía en el cartel de uno de los manifestantes, cuyo auto tenía escrito en el parabrisas con grandes letras blancas: «Piratería NO».
«La manifestación tiene como blanco todos los tipos de transporte considerados piratas, principalmente la aplicación Uber», dijo el presidente del consejo regional de los taxistas de Rio de Janeiro, José Marcos Bezerra.
La aplicación Uber registra autos particulares, todos de lujo, para ofrecer un servicio de transporte paralelo al de los taxis. Esos vehículos no están sujetos a la burocracia de permisos municipales e inspecciones de ley ni pagan impuestos.
El gobierno del estado de Rio reforzará la fiscalización, dijo el secretario de Transporte, Carlos Osorio.
«Nuestra ley es muy clara, en nuestro estado la ley dice que el transporte individual de pasajeros, pagado, sólo puede ser realizado por taxis autorizados. Cualquier cosa diferente de eso está fuera de la ley», lanzó.
Uber, cuyo servicio llegó a ser prohibido momentáneamente en Sao Paulo, sacó por su parte provecho de la protesta.
«Como hoy es un día de tránsito bien complicado (…) todos los usuarios de Rio de Janeiro ganarán dos viajes de hasta 50 reales [15 dólares al cambio actual] por cuenta de Uber», informó a través de redes sociales.
A pesar de la protesta, la ciudad no paró. Los servicios de metro y bus funcionaron normalmente, lo mismo que el ya deficiente sistema de trenes suburbanos.
Hubo sí problemas en el aeropuerto, donde los pasajeros recién llegados tuvieron problemas para tomar un taxi.