El ofrecimiento de un puesto en una plancha electoral para completar el porcentaje por sexo, lo considero una afrenta. Como alguien, lo que soy o no soy, lo que alcancé o no, por mi feminidad no fue, sino por mi dignidad, capacidad o incapacidad como persona. Mal estamos las mujeres si tenemos que apelar a cupos para figurar en política. Si eso es feminismo, lo acuso más bien de machismo. Es un complejo de inferioridad ante el hombre al que hay que igualarse a toda costa. Como si lo que es y hace él es lo que vale.
Ver a una importante adeca abrazada con la basura de la Irreversible Voz de Títere, me dio urticaria psíquica. ¡No, por Dios! Hay cosas con las que no se puede condescender cuando vienen de un régimen diabólico, cuya verdad es la mentira y todas sus artimañas ante las próximas elecciones –si las hay- son para dividir a la oposición.
Cambios de circuitos, porcentajes por sexo y alguna otra argucia por inventar, no pueden engañarnos. ¡Es una repetición del mismo sainete! Lo hicieron en el pasado reciente con los circuitos, sobre todo en el estado Zulia, adverso a los seguidores del ilegítimo difunto. Obtuvo más votos la oposición en esas elecciones, pero menos puestos en la asamblea. ¿Y estas féminas opuestas de ahora aún creen en pajaritos preñados? ¡Vamos! ¡Despierten! No las obnubile el deseo de figuración. Menos afán protagónico y más verdadero amor a la patria que reclama trabajo, sacrificio, renuncias, la eficacia del silencio, el pasar inadvertido, como las raíces que nutren y sostienen la grandeza del árbol. Lo está haciendo una buena cantidad de jóvenes. Nos dan una lección de humildad y eficacia.
Me duele mucho ver cómo se cae en la trampa. Para desilusionarse del sexo por su ingenuidad al dejarse engañar. Es darle la razón al hombre que
nos considera inferiores. Ya es bastante la triste historia de las juezas y fiscales tan fáciles de comprar. Más triste aún comprobar que el gobierno de más de tres lustros ha tenido en sus filas el más alto porcentajes de mujeres en toda nuestra historia, pero también ha sido el más corrupto e inservible. La pléyade de damas -si es que se les puede llamar así- no ha hecho sino contribuir a la destrucción del país. Ellas, mercenarias de oficio, sólo han ejercido la mentira, la adulancia, el sometimiento ciego al déspota, la injusticia, en dos palabras, la malignidad y la ineficiencia. ¿Con esa inmundicia nos vamos congraciar?
No puedo creer que nuestras valiosas pioneras de ayer, Ada Pérez Guevara, Luisa del Valle Sllva, Irma De Sola, Panchita Soublette Saluzzo, Leticia de Noel y Josefina de Jiménez, que el 30 de diciembre de 1935 redactaron para el presidente encargado de la república, Gral. Eleazar López Contreras, el trascendental Mensaje que sentó las bases de la lucha por los derechos de la mujer y del niño, cuyo resultado es un gloriosa página de nuestra historia, hayan arado en el mar.
Mujeres de Venezuela, aprendan del pasado, vayan, limpias de ambiciones mezquinas y sometimientos vergonzosos, a la libre y valerosa conquista del futuro.
