Se desconoce el valor real de la moneda. Múltiples sistemas de cambio, escasos índices oficiales, conflictos internacionales, caída del Producto Interno Bruto y una elevada inflación son algunos de los aspectos que se discuten económicamente en Venezuela.
Pero, más allá de cifras, medidas macroeconómicas y tablas de números, el venezolano sólo asume como información propia y cierta que el bolívar, como unidad monetaria del país, cada vez alcanza menos.
Según publicaciones recientes en el portal web La Patilla, suministradas aparentemente por técnicos del Banco Central de Venezuela (BCV), la Casa de la Moneda trabaja aceleradamente en la producción de billetes de Bs. 100, por ser el de mayor demanda (60% en el país).
La inflación y merma del poder adquisitivo han obligado al ciudadano a vivir con más dinero en efectivo en los bolsillos, puesto que la mayoría de los productos y servicios actualmente se pagan con el billete de mayor denominación en el país.
Caso contrario al de la moneda metálica, mismo instrumento que siete años atrás fue símbolo de una economía que se haría fuerte. Pero pareciera que este sólo sirve para el caramelo y la gasolina: para ambas compras se requieren más de tres monedas de Bs 1.
Si bien la pieza metálica resulta indispensable para una de las transacciones económicas más importantes, con medios de cambio como el dinero, el famoso “vuelto”, resulta lamentable pensar que con una de estas ni siquiera se puede pagar el transporte público, cuyo precio en Barquisimeto, oscila entre los Bs. 15 y Bs. 20.
La pregunta entonces sería: ¿Cuánto vale un bolívar? Un bolívar en sí mismo o $0,005 si se calcula tasa del Sistema Marginal de Divisas (Simadi).
Según una publicación del sitio web estadounidense Forbes fundir una tonelada de monedas de un bolívar produciría metal por valor cercano a $7.700 (a cambio de mercado negro). Esa misma cantidad de monedas, unas 125.000, tendrían un valor nominal de $312 al cambio actual; ejemplo que da muestra de la distorsión económica en el país y de la caída en el valor de la moneda nacional.
Si bien irrespetar un símbolo y bien nacional es un delito en nuestro país, lo anteriormente descrito ocurrió en Argentina en 2012, cuando se registró una desaparición de las monedas por convertirse estas en prescindibles luego de perder su valor. La información no fue confirmada por entes oficiales, pero varias fuentes del sistema financiero y bancario de la nación gaucha comentaron la situación y atribuyeron lo ocurrido al valor de los metales (cobre, níquel y aluminio) con que son fabricadas.
Esto aún no ha ocurrido en Venezuela, pero resulta interesante analizar la experiencia en países hermanos. Sobre todo si se toma en cuenta que dichas unidades metálicas están hechas de níquel, cobre y latón.
Sobre este respecto, el exjefe de la División de Análisis de Riesgo Cambiario del BCV, Orlando Zamora, comentó que existe una escasa disponibilidad de datos para el presente.
Sin embargo, agregó que a pesar de las variaciones y cambios en las aleaciones que se han realizado, a fin de disminuir costos de producción, puede que el costo de fabricación esté por encima del valor nominal de las monedas de Bs. 1.
“Allí puede haber un gran desbalance, porque evidentemente los costos de la materia prima están por encima de su valor nominal en Venezuela. Pero es una proporción minúscula, la acuñación de monedas no tiene gran importancia, y menos ahora que están en desuso, porque con ellas la gente no puede adquirir prácticamente nada”.
Comentó que “sería una gran exabrupto que el costo de impresión sea mayor al valor mismo como moneda”, lo que en su opinión podría ser relativamente cierto.
En este sentido, Zamora advirtió que sólo 8% de las operaciones se hacen con la moneda metálica como instrumento.
Por su parte, Luis Oliveros, economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), sostuvo que si bien los datos oficiales son completamente desconocidos, también es cierto que “en el país se bromea con que si se abre un orificio en el centro a un moneda de Bs. 1, esta podría servir como arandela” lisa de una pulgada, pieza que en el mercado puede costar Bs. 40.
“Debería haber una moneda de mayor valor, porque los medios de pago se hacen insuficientes. 1.000 bolívares son diez billetes de 100 bolívares y eso hace bulto, la misma cantidad en monedas sería imposible de trasladar… Por el bolívar ha pasado mucha inflación y cada vez el billete pierde capacidad de adquisición”.
Acotó que ni siquiera el billete de mayor denominación de Venezuela tiene tanta designación de compra como los de Perú, Brasil o el mismo Estados Unidos.
Asimismo, advirtió que la moneda sigue teniendo valor. Sin embargo, cada vez se compra menos con ella. Entre otras razones por falta de política inflacionaria.
Zamora apuntó que gran parte, por no decir que la totalidad, de las operaciones cambiarias en el país se realizan con billetes, producción que podría ser elevada para el Estado.
En este sentido, comentó que el verdadero costo de producción de la moneda está en el papel, por ser este de altísima calidad y cumplir con estándares de seguridad anti falsificaciones.
Doce años atrás, cuando formaba parte del BCV, la producción de un billete podía tener el costo de Bs. 2,5 por unidad. No obstante, la diferencia en los valores de gasto se equiparaba con los billetes de alta denominación, los cuales conservaban su valor.
A pesar de no conocer datos actuales sobre esta impresión, no desestima la posibilidad de que el valor de esta se haya duplicado.
A diferencia del economista José Guerra, exgerente del BCV, quien reveló que el valor de producción de un billete podría ser de hasta Bs. 25.
Por su parte, Zamora indicó que un costo de producción de billetes mayor al valor mismo no tendría sentido técnico alguno. Si bien dijo que este dato pareciera ser “un gran secreto”, apuntó que algunos patrones de calidad y seguridad han sido sacrificados, a fin de disminuir los costos.
Oliveros comentó que resulta más económico pegar un billete de Bs. 5 o Bs. 10 en una página que fotocopiar o imprimir este, puesto que si bien el costo de producción puede ser menor para la Casa de la Moneda, el verdadero problema es que existe un fuerte déficit fiscal.
Para dar más ejemplos de la distorsión monetaria en el país, recordó que el billete de Bs. 5 es usado para pagar el surtido de un tanque de gasolina, a diferencia de otras economías del mundo, donde el gasto para combustible es presupuestado y planificado por su alto costo.