No sé cuantos autores y estudiosos de diferentes disciplinas han escrito sobre lo que debe ser el Estado, el ciudadano perteneciente a ese Estado y el reconocimiento al trabajo.
Esa trilogía de Estado, ciudadano y leye, ubica a cada uno en dos posiciones: unos gobernando y otros trabajando para que funcione como Estado.
Se me ocurrió preguntar muy recientemente por qué hoy en Venezuela no hay partidos políticos que se identifiquen con esa doctrina que llaman capitalista y que todo el mundo la ataca como algo maligno y sobretodo en mi país, no entiendo ese Estado tan nefasto que maneja el capital proveniente de venta de petróleo, no entiendo por qué hay empleados con sueldos y obreros con salarios, no entiendo por qué hay gente que se cree dueña de las riquezas del país en detrimento del resto de venezolanos, no entiendo por qué le ponen el precio a mi trabajo y pare de contar.
Por allá por los años ’80 me decía un amigo: “Venezuela es el único país que por esnobismo aprobó una Constitución socialista y el pueblo continuo manejándose como capitalista”. Ese hecho lo consideraba una incongruencia política y una incongruencia económica puesto que el gobernante se consideraba dueño y señor de la pobreza y riqueza de cada uno de los ciudadanos y el Estado responsable en forma difusa de lo bueno o malo de ese buen o mal gobernante.
Hacerse esa cantidad de interrogantes para ubicarme en forma positiva en la Venezuela que recorremos en el 2015 es algo así como buscar explicaciones al fenómeno monetario de pretender explicar qué ha pasado con el bolívar del siglo pasado y el bolívar de hoy en presencia de esa moneda nefasta para unos y glorificada para otros, que identifica al capitalismo que es el dólar.
En conversaciones normales con cualquier ciudadano me manifiestan que con el valor de un dólar hoy se compraba en el siglo pasado un apartamento de dos habitaciones en la capital de la República y en una buena zona y esa misma persona reflexiona diciendo que no es porque el dólar ha cambiado de valor puesto que, son los gobernantes del siglo XXI que le cambiaron el valor al bolívar, eliminando el precio del bolívar anterior para hacer un bolívar fuerte, y que hoy en comparación al dólar tiene un precio que no se sabe contabilizar.
Estas reflexiones deben hacérselas cualquier gobernante y cualquier ciudadano que tenga un dólar en el bolsillo, para estar consciente que como gobernante tiene la obligación de hacer una vivienda por un dólar y no importa como lo obtuvo ya sea por venta de petróleo o cobro de impuesto y el ciudadano exigirle al gobernante que debe venderle por ese dólar que posee, una vivienda.
Este artículo continuara para llegar a entendernos que es el hombre, el Estado y el reconocimiento al trabajo.
…Unidos todos por el Sistema de Riego Yacambú y el Ferrocarril de la Región….