El expresidente Alvaro Uribe se encuentra una vez más en el centro de la polémica en Colombia luego de que su exjefe de seguridad confesó en Estados Unidos haberse aliado con paramilitares de extrema derecha, aunque analistas descartan que el caso le alcance por el momento.
El general en retiro Mauricio Santoyo, quien ejerció la comandancia del Cuerpo Élite Antiterrorista de la policía antes de encargarse de la seguridad de Uribe, aceptó el lunes ante la justicia de Estados Unidos haber apoyado y protegido entre 2001 y2008 alas paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
En reacción a esas declaraciones, Uribe multiplicó este martes sus entrevistas y mensajes en Twitter para desligarse de su exjefe de seguridad, de quien dijo le había decepcionado.
«Espero que el general Santoyo diga al juez si recibió mal ejemplo, siquiera indebida insinuación de sus comandantes, ministros o de mi persona», escribió Uribe en la red social.
Pero para el congresista de izquierda Iván Cepeda, con este caso «ya es innegable que todo el entorno de Uribe estaba plagado de paramilitares».
«A estas alturas es muy difícil creer que él era una especie de transeúnte desatento en el palacio de gobierno», dijo Cepeda ala AFP, al evocar otros casos, como el de Jorge Noguera, exdirector del servicio de inteligencia DAS, condenado por homicidio y complicidad con paramilitares, o el de Mario Uribe, expresidente del Senado y primo del exmandatario, quien fue sentenciado por vínculos con esas milicias de extrema derecha.
Sin embargo, no parece que el caso de Santoyo pueda afectar directamente a Uribe, como tampoco ha ocurrido con las otras investigaciones a sus antiguos colaboradores, según estimó el politólogo Fernando Giraldo, profesor enla Universidad Javeriana de Bogotá.
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