Desde la cárcel Leopoldo llamó a concentrarse y desde la calle la gente acudió al llamamiento desestimado por la MUD y por el gobierno, pues se pensó que no pasaría de ser una concentración de amigos y familiares de los presos políticos. Hoy se discute la validez de la MUD, pero se olvida que ésta no es un partido político sino una coordinación de partidos políticos, que bien podría llamarse frente por cuanto los une su oposición a la política del gobierno.
Al margen de no haber sabido “leer” la compleja situación venezolana, la MUD agrupa la diversidad, lo cual es una ventaja en un país que perdió mucho antes del chavismo, el pluripartidismo que diera origen a la democracia con la caída de Pérez Jiménez, país que deviniera en bipartidista, con toda la secuela de errores y exclusiones que implica la repartición del poder entre dos partidos.
Basta revisar la historia política de todos los países latinoamericanos para darnos cuenta de las consecuencias de tal costumbre. Dio origen, por si se les olvidó a quienes añoran el regreso a la Venezuela de “antes”, donde todos “éramos felices y no lo sabíamos”, a lo que sonó a clarines de justicia social y retorno a la democracia perfectible, pero que luego se transformó en este monopartidismo que ni siquiera respeta a su propia gente, esta rebatiña y corrupción que hace recordar a más de uno, la época en que se “robaba pero se hacían cosas”; la justicia como un asunto de caridad y la exclusión no sólo social sino laboral, vivida por quienes creían en un modelo de país distinto; la exigencia de carnets “del partido” y el “pónganme donde haiga”.
En fin, que no le reclamo a la MUD, tan variopinta ella, haberse equivocado así como no creo que Leopoldo es el nuevo líder. Me asusta saber que sobra gente esperando un nuevo líder o mesías, dispuesto a arreglar este país, mientras el resto se dedica a lo suyo y si ve algo inconveniente, mira para otro lado. Me asustan los empresarios rojos y los de otro color que hacen negocios, se cuadran y se alían con cualquier gobierno de antes, de ahora y de después. Me paran los pelos los que creen que el militarismo es democrático y los que consideran el trabajo de un barrendero más importante que el de un médico.
También esa izquierda proveniente de las viejas luchas, incorporados en estos 15 años como apoyo civil acrítico al chavismo; los protagonistas de conspiraciones civiles, militares y religiosas de derecha o izquierda que hacen cola como ministros, presidentes, diputados, concejales, embajadores y cónsules. En fin, que al margen de que Leopoldo llamara en el momento preciso o supiera leer lo que la MUD no entendió, creo que coincidió con el estado de tensión social, cada vez más complejo e inmanejable. Podría hablarse de un antes y un después de la concentración. Del cansancio de la gente y necesidad de cambio.Coincide además con la crisis interna del chavismo lo cual no es poca cosa.
En medio del aire fresco uno se pregunta si todos los que plantean un cambio urgente, están pensando en un proyecto concreto de país, de solución a la delincuencia política y la común. De la separación efectiva entre los 3 poderes; la reformulación profunda de Pdvsa y el manejo de los ingresos petroleros de manera justa y transparente y si recordarán que el nuevo gobierno deberá asumir los convenios firmados con Irán, Irak, Brasil, China, Rusia y Bielorusia y encarar las concesiones petroleras y los numerosos acuerdos que han terminado por vender el país, mediante la figura de “empresas mixtas” a las multinacionales. Mientras esperemos otro mesías para arreglar lo que es problema de todos, no habremos aprendido ni entendido las lecciones de la historia.