Todas sus decisiones de Nicolás Maduro orientadas a recuperar el terreno perdido y avanzar en la materialización de su revolución, lo alejan cada día más de la realidad nacional e internacional, donde su comandante supremo había logrado un importante apoyo con los aportes de su chequera de petrodólares. Son tantas las resoluciones erradas que ha tomado el heredero del Comandante en Jefe que lo han colocado en las encuestas en una estrepitosa caída, que es imposible referirse a todas en un breve artículo. Pero 3 ó 4 son suficientes para determinar el rumbo de su proyecto, que resulta indetenible hacia una derrota definitiva.
Después de 2 años de gobierno el Presidente de la República perdió el norte de la brújula que su extinto comandante mantuvo en sus manos exitosamente con la ayuda de su carisma, de su discurso populista y la cooperación de algunos veteranos operadores políticos que lo abandonaron o los echó de su entorno, cuando creyó que su proyecto de revolución del socialismo del siglo XXI, sólo lo podía dirigir y ejecutar él, en Venezuela y en toda América Latina.
El cambio de gabinete es el mismo reciclaje de su antecesor, que no da señales de cambio en las políticas públicas que el momento le exige para tratar de superar la inflación que agrava los niveles de vida de los más pobres, la inseguridad que azota a toda la sociedad, el desabastecimiento que llena angustias a la mayoría de los venezolanos que no consiguen alimentos de primera necesidad, la falta de viviendas que ya produce visibles protestas de los propios chavistas engañados. Nada de eso lo podrá lograr con el enroque o el ascenso que hizo de algunos de sus amigos y subalternos, la mayoría militares educados para obedecer lo que se les ordene.
Ningún ministro rinde cuentas a la Asamblea Nacional, ni al pueblo en general, para explicarles por qué después de 15 años de revolución no hay leche, pollos, ni carne; por qué la inseguridad, la falta de control de la inflación, la poca construcción de viviendas.
La celebración de 4 de febrero en una guarnición militar, cuyo discurso estuvo orientado a comprometer a todos los militares con sus políticas y las sinrazones del golpe de estado, constituyendo primero es un peligroso ejemplo para golpistas, y segundo una exaltación de la violencia que expone a nuestro país a enfrentamientos no sólo entre venezolanos, sino también con sectores democráticos internacionales.
Al perder el norte de la brújula el timonel Nicolás Maduro ha agravado la crisis económica y social, que ha levantado un conjunto de rumores, entre los que sobresale una mayor crisis política que puede conducir a una transición de gobierno, con la participación de importantes sectores del chavismo democrático y descontento y de grupos de la oposición. Amanecerá y veremos.