Lara es cuna de un universo educativo amplio que abarca todos los niveles y modalidades del sistema venezolano que se encuentra en vigencia. En el siglo XX, la sociedad local luchó por traer la educación universitaria a la región y desde entonces el sector ha registrado un importante crecimiento.
En el proceso educativo interactúan muchos actores, pero los pilares son los estudiantes y los docentes.
El ejercicio de la profesión docente ha transitado por distintas etapas. Según el profesor Luis Paradas, docente de amplia trayectoria en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL- IPB), en el siglo pasado se insistía mucho en la formación docente especializada.
Hoy, la tendencia del proceso de formación de los docentes se orienta hacia la didáctica, “hacia la consolidación de un profesor más integral y complejo. Es una tendencia mundial basada en las recomendaciones de la Unesco”.
Paradas recuerda que por muchos años la formación local de los maestros estuvo en manos del Instituto Pedagógico, y mucho años antes de la fundación de esa institución se daba en las denominadas escuelas normalistas, entre ellas la Escuela Normal Miguel José Sanz.
“El crecimiento de la región incluyó la llegada de otras casas formadoras de docentes. Hay una heterogeneidad en este momento en la formación del recurso humano en materia educativa”.
De la formación docente regional que se daba en la década de 1970, Paradas recuerda la importancia de la acción sindical y los valores que privaban. “Había mucha mística y responsabilidad en el cumplimiento de los horarios, la evaluación era más estricta y la nota que se asignaba a los alumnos era un fiel reflejo de lo que se hacía. Hoy, existe un poco de ligereza y se apela a la conciliación, los niveles de exigencia han bajado. Sin embargo, las nuevas generaciones tienen un importante potencial, gracias a su vocación, inquietud, ingenio y alta capacidad de reflexión”.
El profesor Gilmer Pineda, ofrece su visión actual concebida en tres años de ejercicio profesional en el Pedagógico y de investigación sobre el sistema educativo actual.
“Preocupa que la cantidad de estudiantes de pregrado, en las distintas especialidades de la educación, ha mermado. Muchos jóvenes no ven la carrera como un campo en el que puedan surgir debido a que en la actualidad no se valora el trabajo de los docentes”. La demanda baja y la deserción, la fuga de conocimientos y de talento aumenta en esa universidad.
La necesidad de gozar de un salario que permita sustentar a sus familias, priva sobre la vocación docente que pueda sentir un joven recién graduado de bachiller. “Eso lo hemos notado durante actividades realizadas en varios liceos y en la disminución del número de alumnos que ingresan a la institución, antes eran entre 4.000 y 5.000 estudiantes, ahora solo son unos 1.200”.
Los estudiantes que continúan la carrera encuentran su motivación en “su deseo de luchar por un mejor país y de ser partícipes del cambio. Muchos nacieron para la carrera y demuestran su gran vocación, ellos realmente quieren brindar formación a las futuras generaciones”.
El esfuerzo de la casa formadora de formadores se centra y fortalece en la esperanza.
