Asesinando presente y futuro

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No, no me acostumbro. No, no me resigno. No quiero, ni puedo. Jamás aceptaré como “normal” que en Venezuela se asesine por cualquier razón, hasta por sinrazones.

«Nos están matando y nadie hace nada», gritaban los empleados del Hospital JM de los Ríos el miércoles pasado, luego de que el oncólogo Jesús Gerardo Reyes Kattar apareciera asesinado de dos puñaladas en su apartamento. Al parecer, el doctor Reyes fue secuestrado el martes cuando salía de la guardia en el Hospital de El Llanito y lo obligaron a ir a su casa. El cadáver estaba maniatado. «Reprochamos todas las acciones violentas que están pasando actualmente. Cuando matan a un médico es dolor es mayor, porque él pudo haberle salvado la vida a los familiares de esos asesinos», declaró Ruth Álvarez, delegada sindical de Hospitales y Clínicas del país. Pero el gobierno continúa impertérrito ante la avalancha de asesinatos. ¿Se creerán invulnerables, acaso?

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Unos días antes, dos jóvenes músicos pertenecientes a El Sistema de Orquestas fueron asesinados. El sábado 9 de mayo, el adolescente Jimbert Jarlo Gabriel Hernández, violinista de la Sinfónica Juvenil del Núcleo de Montalbán y miembro del coro, fue asesinado cuando acompañaba a su padrastro a abrir un local de venta de frutas y hortalizas, cuando “gatillos alegres” que estaban en el lugar dispararon en distintas direcciones.

Menos de veinticuatro horas después, otro músico, Carlos Daniel Hernández, de 13 años de edad, fue asesinado en Cantaura, Estado Anzoátegui. Pertenecía a la Orquesta Sinfónica Infantil del municipio Freites, y estaba próximo a ingresar a la Orquesta Juvenil por su excelente desempeño como tubista. Falleció escudando a su madre, quien también resultó herida, pero ya está fuera de peligro.

Y así como ellos, cientos de cadáveres ingresan a las morgues del país. Uno y otro y otro y otro. Y las autoridades, como si nada. Al único que trató de hacer algo en los últimos años, el exministro Rodríguez Torres, lo destituyeron. Irónico, por decir lo menos. El “consuelo de tontos” es la llegada del CICPC y la designación de fiscales para investigar. Ninguna de las dos acciones resucita a los muertos.

Un país donde asesinan con total impunidad a la gente valiosa es un país sin presente y sin futuro: ambos están siendo asesinados.

@cjaimesb

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