Hasta 1765 sólo se habla del ágave como medicina y “cotidiano mantenimiento” pero de 1768 son dos documentos, uno enviado desde Carora al Capitán General D. Joseph Solano, el 20 de mayo por quien dice ser “su más favorecido y reconocido criado Joseph Vicente de Tarbe”, de cuyo capítulo 8 puede entresacarse un muy interesante párrafo en el cual se expresa que en los montes de esta jurisdicción abunda el “…Ispopo de que fabrican los naturales chinchorros, con que pagan sus tributos, es mui fuerte, y compite con el cáñamo, las pencas de éste, cocido en horno, dan una especie de conserva suave, y de mantenimiento, de que usan ordinariamente los Indios, y los blancos no la desechan. Exprimidas estas pencas, dan caldo, muy fino aguardiente, y muy medicinal. Su fruta que usada es muy sana, sirve como pan, hácese gustosa pira o ensalada y conserva de ella, esta fruta, adobada se llama Xibe, y casi, es tan buena como la alcaparra” (Silva Uzcátegui, 1981, p.171)
Adviértase que en el texto de Tarbe, no se dice nada sobre destilación porque textualmente se lee: “Exprimidas estas pencas, dan caldo, muy fino aguardiente y muy medicinal”. Todavía en el siglo XXI se exprimen las pencas con propósitos medicinales. No se destila en ese caso.
El otro documento de este mismo año, que González Batista cita en la página 48 de su libro y que fue publicado en la compilación de Angel de Altolaguirre y Duvale, Relaciones Geográficas de Venezuela, 1767-1768, es el informe del gobernador de Coro D. Pedro Felipe de Llamas, del 12 de septiembre de 1768, del cual es el siguiente fragmento:
“… también produce el terreno la cocuiza, la cual reducida a una pita ordinaria, se hacen de ella porción de chinchorros para el uso común, y dormitorio de los Indios y gente pobre, con cuya especie pagan los Indios sus tributos, fuera de la mucha cocuisa (sic) que se gasta y consume en toda la jurisdicción, en los aperos de las vestias (sic) y otros servicios. Produce el terreno y Serranía de temperamento caliente, el Cocuy, cuyas Macollas horneadas con la Industria bajo fuego sirve para ayuda del sustento de los Indios y demás gente pobre, como también se mantiene con la mata y pencas de dicho cocuy, el ganado mayor, y de la misma especie se saca aguardiente, del que usa mucho la gente del común, y aunque es nocivo por lo cálido, es muy medicinal para la obstrucción de frialdades por lo purgativo”.
Se podría conjeturar con bastante grado de certeza que, además, de que el proceso de destilación del Agave Cocuy comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII, porque a ello conducen, hasta ahora, las evidencias documentales, podría decirse también que esta labor apareció en la zona rural por indios o gente pobre ancestralmente consumidora del Agave Cocuy horneado elaborado por ellos contando con elementos propios de su cotidianidad cultural (leña, vasijas de barro, experiencia en la fermentación del maíz, yuca. frutas, etc.) y, como nota también demostrativa de esta realidad, ausencia total de información escrita para una actividad que, encima de no tener como protagonistas a sectores de la élite dominante, seguramente era de carácter clandestino o, por lo menos, sin mayor difusión fuera de las zonas de producción del cocuy de ágave.
Más de 25 páginas conforman esta Instrucción del Temiente Justicia Mayor de Coro y en ella, anotados minuciosamente los frutos que en la Jurisdicción de Coro se producían, apenas dedica a la noticia del cocuy siete líneas, aunque es de destacar la ubicación geográfica, “el terreno de serranía de temperamento caliente” de esta planta productiva de aguardiente.