Convertir a Barquisimeto en una ciudad amigable para los niños y la comunidad, es el objetivo que persigue la versión del Concurso 100 Ideas para Juntarnos, en la versión dirigida a la población infantil de cuatro escuelas de Fe y Alegría.
“El concurso es un ejercicio de participación y creatividad donde niñas y niños son los protagonistas del espacio público como territorio de todos, y aspira contribuir con el encuentro y la convivencia de la gente, creando una oportunidad única para llevar a cabo una amplia movilización socio-emocional en torno a crear ciudades amigables para los niños y más humanas para todos a partir de sus propias reflexiones y propuestas”, explica Marycarmen Querales, presidenta de Fundación Espacios para la Vida, quien además señala que la iniciativa es posible gracias a una alianza establecida con la Oficina Zonal de Fe y Alegría, junto a Fundación Juan Carmona.
Esta modalidad del concurso implica la realización de una serie de talleres, durante el mes de marzo, en las escuelas participantes: Escuela Monseñor Romero, Escuela Variquisimeto, Escuela Ana Soto y Escuela Juan XXVIII. La idea es que los niños construyan sus ideas con la orientación del artista Jesús Pernalete Túa, quien tras distintos encuentros asegura que los niños piden espacios para jugar y albergues para los animalitos de la calle, en lo que significa una visión distinta a la de los adultos. “A partir de los ocho años nuestros niños ya tienen muchas inquietudes sobre nuestros espacios públicos”, acotó.
Espiral creativo
Los talleres iniciaron el viernes 9 de marzo y culminarán el miércoles 28, participarán los alumnos de cuatro, quinto y sexto grado de educación básica. Ayer correspondió el turno a los estudiantes de quinto grado de la Escuela Romero, ubicada en El Trompillo parte alta.
En la biblioteca de la institución, los niños tuvieron la oportunidad de participar en distintas dinámicas con temas adaptados al espacio público. Después trabajaron en el desarrollo de la espiral creativa, que según Pernalete Túa sirve para construir las propuestas desde lo sencillo hasta lo complejo.
“En el centro del espiral se ubica el problema que se desea solucionar, luego sigue el proceso de maduración que consiste en analizar el problema y de ahí se llega a al punto eureka, que es cuando se enciende el bombillo y se logra construir una propuesta para el concurso”, explicó Pernalete Túa a los pequeños.
La tarea de los niños durante la mañana del martes, fue imaginarse un bonito espacio dentro o fuera de la escuela y plasmar su idea colorida en un pliego de papel bond.
Jesús Mosquera, docente de quinto grado, dijo que con el concurso los niños tienen la oportunidad de ser constructores de ideas para la comunidad.
Fotos: Dedwison Álvarez