Godspell recordó al Jesús amigo, maestro y hermano, sin prejuicios, que relata San Mateo en su edificante Evangelio.
Su auténtica entrega y la culminante traición que lo arrastró a la cruz emergieron sobre las tablas gracias al ímpetu del novel elenco del Teatro Andante.
Ante un nutrido público, nueve enérgicos actores y cuatro ejecutantes evocaron el legendario musical de Broadway, de trasfondo espiritual y esencia bíblica.
Dirigida a la perfección por Ramone Díaz, la obra con sello local agradó, estremeció y conmovió a los asistentes que disfrutaron del imponente estreno de Godspell este sábado y domingo en el Auditorio Ambrosio Oropeza de la UCLA.
Y llegó el Salvador
Cánticos, coreografías y excelentes actuaciones; mímicas y demostraciones con títeres, se hilvanaron para narrar los designios de Dios reiterados por el Salvador de la humanidad.
Fue así como el Teatro Andante se paseó por las parábolas inmortalizadas en la Biblia y contadas por un recaudador de impuestos que siguió los pasos de Jesucristo.
Se abrió el telón y una comunidad de seres dispares se apropió del escenario.
La seductora Joanne (interpretada por María Alejandra Borges), el cándido Jeffrey (Will Briceño), la inocente Robin (Génesis Rodríguez), el polifacético Lamar (Feydder Barradas), la hilarante Peggy (Claudia Pereira) y la ocurrente Gilmer (Verónica Hernández) vieron sus vidas transformadas luego de una aparición trascendental.
Vacíos e insatisfacciones luchaban por disipar su brillo interior, pero Jesús (Samuel Escalona) y Juan El Bautista (Juan Thomas Coronado) irrumpieron en un urbano y contemporáneo entorno para rescatar a esas personas, que pronto admiraron la sabiduría del Hijo de Dios.
“Traten de no convertir la religión en un espectáculo”, recordó el Maestro en su estadía por ese lugar, tan sediento de amor.
Posteriormente, el musical recorrió capítulo tras capítulo del Evangelio.
Propuestas sonoras un tanto modernas y grandes clásicos de adoración se sumaron a aquel periplo histórico que recordó entre melodías y majestuosos movimientos Las Bienaventuranzas, la historia de Lázaro y el hombre rico, del Buen Samaritano, el Hijo pródigo y las parábolas de la semilla y el sembrador, entre otras.
Más allá de reflexivos relatos, Godspell rememoró el ocaso de Jesucristo. Contradictoriamente, Juan se convirtió en Judas Iscariote y vendió a su amigo por treinta monedas de plata.
Ese Dios convertido en hombre que mostraba Godspell, luego de trasmitir un buen mensaje a aquellos seres que abrieron sus corazones, compartió la última cena y se preparó para la aguda traición de uno de sus apóstoles. Finalmente, la ejemplar puesta en escena develó la cruel crucifixión y trasladó al público a aquel episodio que cambió el curso de la historia.
Los ideales del Cordero Inmolado, sus luchas y reflexiones surcaban y agitaban las tablas, mientras los asistentes entre vítores y aplausos gratificaban el entusiasmo de cada joven intérprete, que por primera ocasión disfrutó de su gran momento en las candilejas.
Fotos: Emanuele Sorge