El Deportivo Táchira, alentado por las más de 35 mil personas que se esperan en el estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal, y Trujillanos, un equipo que suele crecerse en situaciones claves, definen este domingo el título absoluto de la primera división del fútbol nacional, en un duelo que se pronostica muy diferente al de la ida, con menos precauciones en defensa y luz verde para ir al ataque.
Por jugar en casa y tener mayor jerarquía en su plantilla, el Carrusel Aurinegro parte con el favoritismo de su lado, aunque deberá exigirse a fondo para deshacerse de un conjunto amarillo y marrón que sabe hacer daño y es aplicado en defensa, más allá de que carezca del poderío ofensivo de su rival de turno.
El primer “round” de la final resultó aburrido, con un Táchira que inesperadamente apeló a un planteamiento defensivo para no salir “herido” del José Alberto Pérez de Valera, el llamado “Cementerio de los Grandes”.
Ahora está en su casa y debe ser mucho más agresivo, porque, entre otras razones, solo le vale un triunfo para ser campeón, contrario a Trujillanos, que, además de la conquista, le alcanza con un empate que tenga goles.
“Este partido va a ser otra historia, lo que pasó en Valera no va a ser lo mismo que acá, va a haber mucho más fútbol de ambas partes. Trataremos de llevarnos la estrella para el equipo”, anticipó el portero del Táchira, Alan Liebeskind, en declaraciones difundidas por el club.
Es un claro anuncio de la intención de atacar. De lado de Trujillanos no le temen. Por más que se diga que el técnico Horacio Matuszyczk prepara un plan defensivo, el argentino advierte que no tiene intenciones de encerrarse atrás, a sabiendas de que un apenas un gol puede bastarle para aguarle la fiesta al aurinegro en su intención de bordar su octava estrella.