Estimados lectores, en el artículo de la semana pasada y por un error involuntario, no apareció la parte final del mismo, lo que es costumbre en ellos. Por tanto, voy a iniciar el de hoy con la parte omitida. Esto lo señaló para que no se vea como algo extraño y sin coherencia con el tema de hoy.
Escribía así » Definitivamente, emprender es una empresa que les brindará muchísimas satisfacciones, pero que también les presentarán obstáculos que deberán sortear y por tanto estar siempre atento a todo lo que se te presente, sea esto positivo o negativo. En definitiva la incertidumbre es inherente al oficio del emprendedor. Debemos aprender, y nunca olvidar, esa máxima anónima del pasado que afirmaba que las aguas tranquilas no hacen marinos capaces; tampoco la prosperidad y el éxito continuos ayudan a hacer de nosotros seres útiles y felices. Las tormentas de la adversidad, como las de los océanos, son las que avivan las facultades y despiertan la inventiva, la prudencia, la capacidad y la fortaleza del viajero».
Competir en un mundo en constante cambio
» Las empresas más innovadoras crecen más, crean más empleo y funcionan mejor» Carmen Vela, secretaria del Estado Español en Investigación, Desarrollo e Innovación».
Que el mundo es cada vez más global es una realidad tan evidente que se ha convertido en un tópico fijo. Lo que sí es relativamente nuevo, es que no es sólo la producción la que se hace global: si hace 50 años el transistor pegado a la oreja sólo podría haber sido diseñado en un puñado de sitios en todo el mundo, hoy un teléfono móvil puede estar ideado y hasta fabricado en San José (California), en la provincia china de Shenzhen o en la ciudad brasileña de Campinas. La globalización ya no solo es deslocalización: las empresas de los países emergentes crecen con fuerza y quieren un sitio en la mesa de los mayores. ¿Cómo pueden competir las empresas cuando los productos, las modas, las ideas y los propios rivales están reinventándose constantemente?.
«No se sale de la crisis solo con sacrificios», comentó en su día el comisario europeo de Industria, Antonio Tajani. » Hay que reindustrializar».
Pero la tecnología, por sí sola, no es suficiente para alcanzar ese objetivo. El software solo no hace nada. No construye nada, no salva vidas. De lo que se trata es de adaptarlo a la tecnología industrial. Es unificar ese software con las herramientas que ya se tengan. Algo que puede ser fundamental es poner en marcha la tecnificación de sectores industriales hasta ahora sin digitalizar, por ejemplo. Lo que abre un mundo de posibilidades para las empresas. Solo hay que pensar en el potencial de ahorro energético.
En el siglo XXI,el principal factor que diferencia a las empresas es su capacidad de atraer a los mejores y que estos quieran florecer como profesionales en ellas.
Debemos entender que la innovación es una actitud.
Definitivamente, el objetivo declarado es sustituir un decadente tejido industrial basado en productos de baja tecnología e intensivos de mano de obra por otros muy tecnificados y de gran valor añadido.
