La cotidianidad manifiesta
En los últimos meses, la realidad que confronta la sociedad venezolana es tremendamente difícil. El tema de las colas para adquirir alimentos y otros productos necesarios para la vida ha complejizado la marcha cotidiana. La inflación galopante, las limitaciones para adquirir medicamentos, el debilitamiento de los servicios, la inseguridad, entre otros hechos, han colocado el tema económico como elemento central de interés y discusión de muchos venezolanos.
Así lo vienen reflejando científicamente muchos estudios de opinión pública realizadosen el país. Por primera vez en al menos una década, la economía es la reflexión central de una amplia y calificada mayoría de ciudadanos que –es importante decirlo- desde una óptica despolarizada concentran sus preocupaciones en torno al presente y futuro inmediato de su situación particular y familiar.
Si intentáramos hacer un ejercicio de caracterización de la situación actual del país pudiéramos resumir su contenido en una frase ¡Una sociedad preocupada! Y, esto, en términos muy concretos, es un elemento central de atención del liderazgo político de cara al proceso comicial más importante en una democracia. ¡Sus elecciones parlamentarias!.
Las abstracciones
No obstante, si analizamos en profundidad todos y cada uno de los temas o “issues” colocados por el liderazgo político en la agenda pública nacional, se nota inmediatamente una desconexión profunda de los mismos con los elementos centrales de preocupación ciudadana. Diferencias diplomáticas, el reforzamiento del concepto de independencia y soberanía, guerra económica, conspiraciones, entre otros, han sido el eje de la batería de los factores políticos alineados en el denominado “gran polo patriótico” que ha respaldado plenamente al gobierno central encabezado por Nicolás Maduro Moros. En el lado opositor y en los sectores no alineados, las primarias, las condiciones electorales del CNE, los cuestionamientos al funcionamiento de la MUD y las críticas entre factores internos de los diferentes partidos políticos se han consolidado temáticamente.
Como vemos, aunque tienen importancia y razón de ser, estos “issues” no logran conectarse con la opinión pública nacional cuya compleja cotidianidad le obliga a dirigir su foco de atención hacia “lo real” “lo concreto” “lo existencial” y no sobre las diferencias o disputas del ambiente polarizante que hemos tenido en los últimos años.
“Enfocar el foco”
Está muy claro que en una campaña electoral es clave captar el sentimiento generalizado de la población y convertirlo en discurso esperanzador y legítimo para poder recibir el apoyo político de los votos. Desarrollar una estrategia discursiva que interprete cabalmente las necesidades actuales de la gente y generar un cúmulo de propuestas que sirvan para enganchar posibilidades de abordar en la dirección correcta los problemas reales, es algo de extrema importancia.
Por ahora, observamos disonancias entre lo real-cotidiano y lo abstracto-político. Esto se está evidenciando en todas las investigaciones de opinión pública en el país. No hay duda que existe un descontento generalizado de la población enfocado en el tema económico que tendrá un impacto político en tanto y cuanto se aborde con mucha coherencia y se impulsen caminos que repercutan en una reorientación, que se perciba como legítima, del rumbo de la economía.
Evidenciar correctamente las señales que está enviando el pueblo es esencial no solo para utilizar con máximo provecho el proceso comicial parlamentario que se avecina, sino y más importante aún, para crear las bases de la gobernabilidad necesaria para manejar institucionalmente los cambios, tanto de las políticas públicas en general, como de la política económica en particular. El país requerirá una lectura muy correcta de las señales populares y las tendencias económicas globales para superar este estadio de descrédito e incertidumbre producto de la excesiva dependencia petrolera actual. Ésta será factible, si el liderazgo le baja el tono a las abstracciones que dividen, debilitan y socavan el sistema político y se lo sube a los niveles de conexión con la cruda realidad del entorno actual.No es fácil esta tarea. Sobre todo, cuando dentro de la estrategia de alguno de los actores, está el impulso permanente de la diatriba paralizante y la utilización de la ya gastada pero siempre útil estrategia de los “caballos de Troya”. Comprender la realidad e interpretarla será la pieza clave del resultado electoral.