El verdadero testigo estrella

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«No soy espía, no soy traidor, no he revelado información clasificada, no he sustraído información en forma no autorizada ni puesto en riesgo alguno la integridad territorial, ni de ningún venezolano»

 

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Cuando la señora Elsa Soto Encinoza se enteró de que su hijo, Milton, quería hacerse militar, no le entrañó.

Siempre había sido disciplinado, metódico. «Desde chiquito demostró condiciones de liderazgo», dice la educadora.

«Además, su padre fue militar», asienta, con una calma que sólo podía estar en la apariencia, al tiempo que, sentada, apoya su mano en la punta superior de un bastón que pareciera soportar, más que su peso, y el rastro de los años, la dura experiencia de una madre con un hijo preso, y con otro, un sociólogo, asilado en Miami, por una misma tragedia que torció sus vidas y los mantiene a todos en ascuas.

«Somos una familia humilde, pero probadamente demócrata. Siempre hemos estado del lado de la democracia. Y ahora acusan a mi hijo de vender secretos militares. Mire, el día de esa audiencia él nos prometió volver de Caracas esa misma noche. Porque no tenía nada qué temer».

Es entonces cuando les concede razón a quienes aquella vez acudieron en bandada de vecinos a su casa, en Patarata, para rogarle convenciera al futuro militar de que ese no era su verdadero camino. «Y, ¿qué se puede hacer?», les rebatía ella, resignada.

A sus 43 años, Milton G. Revilla Soto es mayor del Ejército, en situación de retiro. Licenciado en Ciencias y Artes Militares, AMV 1989. Graduado de Honor en la Especialidad de Planificación Estratégica y Programación del Centro de Estudios Jhon Fitzgerald Kennedy, Carolina del Norte, Estados Unidos 1996. Diplomado en Capacitación Docente, Unefa-Lara. 2005. Magister en Gerencia de Recursos Humanos Unefa-Lara. 2007. Diplomado en Gerencia y Gobierno Local, Escuela de Gobierno Tomás Moro, España. (2011) Doctorado en Gerencia Avanzada, UFT (2008-Actual). Su currículo asienta, igualmente, que ha elaborado cinco manuales técnicos de instrucción y siete programas de instrucción para diferentes materias en la FAN.

El ejercicio de la carrera militar lo enfrentó a la prueba de observar en el terreno, prácticas que, estaba seguro, contradecían la doctrina. Vicios que comprometían a sus superiores, y a la institución. Su conciencia le decía que eso constituía delito, eran desviaciones que empañaban el honor militar, la dignidad de su uniforme. ¿Sus opciones?: Callar, convalidar, o valorar y dejar constancia del hecho irregular, con miras a que se aplicaran los correctivos pertinentes.

-Cumplí funciones en el año 2000-2001, como comandante de la base de protección fronteriza Tte. Rafael Moros, en Catatumbo, estado Zulia. Tenía como responsabilidad combatir el narcotráfico, el contrabando, el secuestro, y salvaguardar la soberanía, contra elementos subversivos internos o de la república de Colombia -me dijo en una entrevista en diciembre de 2011.

-¿Qué situaciones observó?

-Recibí informes de los lugareños, que fueron confirmados in situ, de cómo elementos pertenecientes al ELN y a las FARC, en el sector La Pista, parte occidental del río Catatumbo, recibían apoyo de profesionales militares y elementos de organismos de seguridad de Venezuela. Recibían apoyo logístico en sus operaciones contra el ejército de Colombia. De igual forma recibían apoyo de materiales, ayuda médica y protección en el traslado de heridos o amigos y familiares de los jefes guerrilleros. Todos esos informes fueron elevados al comando superior, todo lo cual trajo como consecuencia que los mismos organismos de seguridad promovieran investigaciones en mi contra.

Esa vez el mayor Milton Revilla tuvo el respaldo de su comando superior, y pudo volver, en 2002, a la misma zona, como segundo comandante de la unidad.

-Logramos la captura del jefe logístico del frente 33 de las FARC, así como otras detenciones relevantes. Hicimos investigaciones que probaron la cedulación de guerrilleros y delincuentes colombianos en Venezuela, con apoyo de miembros de la Dirección General de Inteligencia Militar (DGIM). Se evidenció cómo se encubrían las detenciones de guerrilleros, quienes eran liberados sin la imputación de delito alguno, a pesar de que ellos los declaraban abiertamente.

Pero su hallazgo mayor ocurrió al toparse con José Arturo Cubillas Fontán, español nacionalizado venezolano, acusado en España de pertenecer a la organización terrorista vasca ETA, de la cual sería su responsable en nuestro país. Cubillas, casado con Goizeder Odriozola, jefa de prensa de la Vicepresidencia de la República, es juzgado en Madrid por la Audiencia Nacional, que le sigue la pista a indicios de cooperación con ETA y las FARC, por parte del Gobierno de Hugo Chávez.

Ocurre que dos de los etarras interrogados aseguraron haber estado en Venezuela para cumplir labores de entrenamiento en el uso de explosivos a hombres de las FARC, en interior de la selva venezolana. De los aproximadamente quince testigos potenciales, militares en su mayoría, que podrían dar fe de la presencia y actividades de Cubillas Fontán en Venezuela, catorce no estarían dispuestos a hablar. No fue el caso de Milton Revilla. Él ha ofrecido su testimonio ante el magistrado Eloy Velazco, juez de la Audiencia Nacional Española, ante quien expone en una carta:

«Cabe destacar que para la fecha de tales hechos, me desempeñaba como Oficial de Infantería del Ejército en la frontera con Colombia, Jefe de la Base Militar Tte. (F) Rafael Moros, sector Catatumbo del estado Zulia, Venezuela, y fui testigo presencial de lo señalado por diferentes informes al respecto. Todo ello fue notificado a mi comando superior, sin obtener respuesta a mis informes, siendo luego denunciado por las propias FARC y extrañado de la Fuerza Armada Nacional, lo cual se mantiene hasta la presente fecha con la violación sistemática de mis derechos humanos, la coacción y amenazas de muerte para evitar mis declaraciones ante los medios nacionales e internacionales.

A tal fin, pongo a su disposición, los documentos y pruebas, así como mi testimonio presencial de los hechos antes mencionados, para proveer de la justicia necesaria a las víctimas de tales atropellos y violaciones».

Milton Revilla fue citado por el tribunal español, en calidad de «testigo protegido». Debió comparecer el 5 de julio del año pasado ante el Juzgado Central de Instrucción número 6, de Madrid, a objeto de rendir su declaración testimonial. No obstante faltó a la cita. No por falta de rigor en sus compromisos, ni por miedo, sino porque el Consejo de Guerra de Caracas declaró «sin lugar» su solicitud de permiso para viajar.

Previamente, Revilla había sido puesto preso. Está recluido en la cárcel de Ramo Verde, luego de una complicada querella judicial en que, aduce, el derecho a un debido proceso ha sido pisoteado en forma incesante. Lo arrestaron, en Maiquetía, a las 4:45 del 8 de julio de 2010, cuando se aprestaba a tomar un avión rumbo a Lima, Perú. Los funcionarios no le presentaron orden de captura, lo llamaban «traidor» y en un interrogatorio al cual lo sometieron insistían en preguntarle qué tipo de relación tenía con Patricia Poleo y Orlando Ochoa.

Lo acusaron de los delitos de: traición a la patria, espionaje y atentar contra la seguridad de la Fuerza Armada, con base en presunciones contenidas en un informe de inteligencia militar. Una de las evidencias era una presentación de power point sobre los riesgos para invertir en Venezuela, estudio encargado por una empresa privada extranjera.

Lo condenaron a seis años y cuatro meses de prisión, pese a que, según la defensa, el Código Orgánico Procesal Penal establece para los delitos que le atribuyen, una pena que va de tres a cinco años. La idea era cerrarle la posibilidad de una medida cautelar sustitutiva de la prisión, lo cual supone el beneficio de ser juzgado en libertad.

En una audiencia del 26 de julio de 2010 el Tribunal Militar Primero acuerda el sobreseimiento por el delito de traición a la patria. En otra, del 29 de septiembre, también le levanta la acusación por espionaje. Ahora, la privativa de libertad es sólo por una imputación, la de atentar contra la seguridad de la Fuerza Armada.

Las muestras de aberración jurídica abarcan errores de forma y absurdos de fondo: varios tipos de letra en la acusación fiscal (con copiado y pegado evidente en los folios), la mención a defensores públicos ya revocados, la admisión total de las pruebas de la acusación y el desconocimiento de las evacuadas por la defensa. Incluso, se produjo una petición que recuerda el caso de Franklin Brito. El 7 de diciembre de 2010, el Tribunal Militar Primero de Control de Caracas exigió que a Milton Revilla le fuese practicada una evaluación psiquiátrica, por «cambios de conducta, ansiedad y depresión». Pero el informe psiquiátrico arrojó que no presentaba trastornos en sus funciones cerebrales superiores. «Juicio conservado, inteligencia promedio alto», agregaba el parte.

-No soy espía, no soy traidor, no he revelado información clasificada, no he sustraído información en forma no autorizada ni puesto en riesgo alguno la integridad territorial, ni de ningún venezolano. Soy un perseguido político, procesado por el Estado a causa del conocimiento que tengo de las relaciones entre miembros del mismo y las FARC. El fiscal acusador de mi causa me ofreció un trato para obtener mi libertad: inculpar a personas inocentes de planes para desestabilizar al Gobierno. Yo me niego. Me tienen preso porque soy pieza clave en el asunto Cubillas Fontán. Soy el eslabón que le falta a la Audiencia Nacional Española para condenarlo».

Es decir, que, Milton Revilla, el «testigo protegido» preso, ha surgido como el verdadero testigo estrella.

 

Repiques

 

Esta semana fui a renovar mi pasaporte. Cuatro horas pasé en una infernal cola, y al final de ese suplicio sólo me entregaron un comprobante para retirar mi documento «en quince días hábiles».

Un detalle que me llamó sobremanera la atención fue la cantidad de chinos a quienes les expedían cédulas o pasaporte. No tengo nada contra ellos, sólo anoto que mi sorpresa, ante una colonia tan numerosa. Otra cosa: no hacían cola como los demás. Y eso sí lo denuncio.

 

Leído en Twitter:

 @NoticiasVenezue: «Crean primera biblioteca digital venezolana: tinyurl.com/84umcnv»

@RunRunesWeb: «Hoy entra en efecto la conflictiva política de privacidad de Google»

@AmericaEconomia: «Donde hay talento llega el dinero»

@6toPoderweb: «Las empresas aseguradoras de vehículos han creado un sensación de escasez completa de repuestos»

@yoanisanchez: «Me pregunto si Chávez trajo sabanas, ventilador y comida como hacen los cubanos cuando ingresan en un hospital»

@eliaspino: «Uno lee los runrunes y dice que la información viene de O globo… lees O globo y dice que lo dijo Nelson. ¿Cómo es la vaina, pues?

En el oficialismo han hecho correr una bola por las redes sociales. Aseguran que Henrique Capriles Radonski estaría considerando renunciar a la candidatura presidencial. ¡Qué argucia tan burda! Las dudas acosan a otro. 

En estos días estaba en un restaurante y un cliente protestó porque el agua que le habían servido no era mineral, como pidió, sino «de tubo».

El mesonero, quiso burlarse de él: «¿Usted sabe distinguir bien el agua mineral?», le preguntó.

Y el cliente, orgulloso de su condición humilde, le respondió: «No, pero sí se bien cuando es agua de tubo».

Macario González, el flamante secretario ejecutivo de la MUD-Lara, cumplió años este miércoles 29 de febrero. Como el cordial líder del MAS, y de la democracia, nació en año bisiesto, celebra en su fecha cada cuatro años. Yo colgué en Twitter un mensaje inocente para registrar la fecha: «Macario cumple años», decía. Pero Elvin Quero respondió con una amable malasangrura: «Es lo único que cumple: años»

Me informan que el Gobierno ha ordenado apurar la obra de Yacambú con algunos trucos de ingeniería que ponen en peligro el proyecto, todo con fines electorales. Estaremos alerta. 

La próxima semana, Dios mediante, les traigo una segunda entrega del caso Milton Revilla. Hay demasiado material por procesar.

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