Para recordar: “…adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:6,7).
El Día de la Tierra es celebrado en numerosos países, el 22 de abril y según la es.wikipedia.org, se adjudica al senador estadounidense Graylord Nelson, quien promovió la formación de conciencia en problemas como: Superpoblación, contaminación, biodiversidad, entre otros, donde señalan que “es un día para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra madre…”.
Pero, todo el que acepta que la tierra es “nuestra madre” reconoce que de allí viene Adán, luego la raza humana. Sin embargo, cuando no se menciona al Creador, en estas conmemoraciones, por las circunstancias que sean: Religiosas, políticas, sociales o culturales, existe la tendencia de querer celebrar el día de la tierra, sin contar con la presencia de Dios y su poder.
El desconocimiento de Dios, como creador, da pie para sostener que la tierra parió seres microscópicos y después se transformaron en seres humanos, tan complejos, que hay numerosas personas que no aceptamos la generación espontánea.
Para 1858, Charles Darwin presentó su teoría de la Evolución y de allí, algunos renombrados científicos, hasta religiosos, dudan del creador de nuestro planeta o del universo, incluyendo a Stephen Hawking, quien a pesar de su incapacidad motora, no cree que Dios exista.
En la Biblia encontramos mensajes centrales, desde la historia de la creación hasta la redención. Allí se nos habla de la Salvación del ser humano a través de Cristo, quien vino, murió y, ese Jesús, viene por Segunda vez.
En el propio Apocalipsis, está escrito el mensaje de los tres ángeles (mensajes impartidos por seres humanos) y el primero dice: “Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: ¡Reverenciad a Dios y dadle honra, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:6,7).
Este mensaje, del primer ángel, se promulgó a pesar que se habían quemado, en Francia, numerosas Biblias, en época de su Revolución; también, en ese tiempo, el general Bertier, autorizado por Napoleón Bonaparte, puso preso al Papa Pío VI, Giovanni Ángelo Braschi, para los años 1798; porque culparon de los males de la sociedad y del mundo a la Iglesia católica, y por ello, como diríamos en criollo: “Pagaron los platos rotos” Dios y la Biblia ¡Qué gran error! Y eso le ha costado caro a Francia y al mundo entero.
Después de esos largos años de “oscuridad” (1260, para ser exactos, contados a partir del 538 d.C.), marcó el nacimiento de otras denominaciones religiosas y de alguna forma, hemos logrado decirle al mundo que no tiene sentido celebrar un día más de la tierra, sin tomar en cuenta al creador: A Dios. Casi semejante, como querer celebrar nuestro cumpleaños, sin saber cuándo nacimos; sería como celebrar el día de la libertad de algún país, desconociendo al Libertador o los libertadores.
Hay otras personas, fuentes, o medios que hablan del tema y desde ya, los invitamos a que no se pierdan nuestra próxima entrega, donde trataremos más razones para contestar: ¿Celebraremos el día de la tierra, sin Dios?
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