En una noche plácida para Lionel Messi y de reivindicación personal para Andrés Iniesta, Neymar marcó los dos goles con los que el Barcelona despachó el martes 2-0 al París Saint Germain para acceder a las semifinales de la Liga de Campeones por séptima vez en los últimos ocho años.
Tras la victoria 3-1 en el partido de ida en París, el cuadro azulgrana selló el boleto por global de 5-1 y dejó a los franceses nuevamente fuera de los cuatro mejores de Europa, algo que no han conseguido desde la temporada 1994-1995, cuando dejaron atrás, precisamente, al conjunto catalán.
El Barsa, ganador de cuatro títulos continentales, volverá a disputar unas semifinales tras caer eliminado el año pasado en la ronda de cuartos a manos del Atlético de Madrid, eventual subcampeón. Previamente, los azulgranas habían logrado el pase en las seis ediciones previas.
Como en el choque de ida hace una semana, cuando Neymar abrió el marcador y el uruguayo Luis Suárez acompañó con otro doblete, Messi descansó de sus habituales tareas goleadoras. El encargado fue el brasileño y lo hizo por partida doble, celebrando dianas a los 14 y 34 minutos para fulminar las mínimas esperanzas de remontada que albergaba el PSG.
Fue un triunfo rotundo y convincente: los goles se originaron en la vieja guardia que encarnan Iniesta y Dani Alves, y los remató el chispeante Neymar, estandarte del relevo generacional.
Primero, el brasileño definió con gran clase su mano a mano con Salvatore Sirigu, al que desarmó con un regate hacia afuera y empuje con la diestra; pero mayor mérito tuvo la asistencia de Iniesta, rejuvenecido en la cabalgada que inició desde cancha propia y en la que descontó hasta tres rivales antes de medir con precisión de cirujano el pase definitivo entre los centrales Marquinhos y David Luiz.
La eléctrica jugada dejó retratado al PSG, mero espectador de cuanto acontecía en el Camp Nou, con Zlatan Ibrahimovic desconectado en posición avanzada, incapaz de asociarse con el uruguayo Edinson Cavani o el argentino Javier Pastore, más preocupados en perseguir sombras azulgranas que en adueñarse de la pelota.
El segundo tanto se coció a fuego lento y lo sirvió Alves con una comba de lujo para la cabeza de Neymar, quien amplió su repertorio con un testarazo picado e imposible para Sirigu, nuevamente victimizado por el mal cierre de sus zagueros.
La dupla brasileña había avisado antes con una volea del lateral y remate aéreo del atacante, ambos repelidos por el arquero, el mejor de un PSG desarmado, que apenas sentía las pulsaciones del voluntarioso Blaise Matuidi y echaba de menos los fogonazos de Marco Verratti en el mediocampo.
El Barsa, en tanto, gozaba del dinamismo de Neymar, la inspiración de Iniesta y el tesón de Suárez, capaz de bajar un centro de Alves para la zurda de Messi, quien empalmó por encima del travesaño en su única aparición antes del descanso.
En la retaguardia local, Gerard Piqué y el argentino Javier Mascherano siguieron sin dar tregua a sus pares en la segunda mitad, y finalmente Ibrahimovic se alejó del área para abrir un espacio que Verratti no supo aprovechar, disparando mordido desde el balcón del área.
Con el choque y la eliminatoria sentenciados, el tramo final tan sólo dirimió un intercambio de disparos entre Messi e Ibrahimovic, ex compañeros en el Barsa, peleados por una noche con el gol.