Dos trabajadores de la Corporación de Desarrollo de la Región Zuliana, fueron supuestamente despedidos esta semana, según denunció el secretario general de Fetrazulia. El dirigente sindical expresó que ello no se debió a faltas en sus responsabilidades o manejo irregular de los recursos de la empresa; su delito fue negarse a firmar la lista que Maduro ha ordenado recoger en contra de la orden ejecutiva del Presidente Obama, que estableció sanciones a violadores de derechos humanos en Venezuela. Posteriormente, la corporación pública negó la versión de prensa, pero queda más que asentada la duda; ¿Habrán sido sólo dos los valientes?
Una campaña frenética y millonaria se ha desatado en el país; en los medios, en las oficinas públicas, en los cuarteles, en las plazas, incluso en las escuelas. Trabajadores de ministerios y gobernaciones son sometidos a la opción de firmar o perder sus empleos. En las oficinas de identificación, los ciudadanos que requieren pasaportes o cédulas de identidad, deben sumarse a “la lista” como requisito previo a recibirlos. En notarías y registros, una transacción tiene lugar antes de cualquier otra: su firma por delante. Los cuarteles no han resultado ilesos: soldados y oficiales han debido firmar para demostrar su “compromiso con la patria” o pasar a formar parte de otra sospechosa y riesgosa lista. La Ministra para los Servicios Penitenciarios “confesó” públicamente que los presos también firman en las cárceles. El extremo doloroso es la imagen de niños en edad preescolar, en línea, plasmando sus huellas dactilares…
Cruel ironía, ciudadanos amenazados de ser sancionados, si no firman en contra de las sanciones a violadores de Derechos Humanos. Una grotesca operación que en sí misma es la más elocuente demostración de la naturaleza del régimen venezolano; una masiva violación a la dignidad humana a plena luz del día y difundida ampliamente gracias a la “hegemonía comunicacional” del régimen.
Estos son “los testimonios voluntarios de millones de venezolanos”, que aprovechando la proyección que ofrece la Cumbre de las Américas, y en descarada violación a los principios de la OEA, Maduro pretende enarbolar como respaldo a la dictadura militarista y mafiosa que hoy está en el poder en Venezuela.
Crece la indignación en las calles de Venezuela; por la humillación que significa pasar horas en cola bajo el sol y la lluvia, por la exigencia de presentar la partida de nacimiento del bebé para poder comprar pañales, por la absurda restricción de un día de compra semanal según el último número de la cédula, por tener que permitir que te marquen el brazo con un número…por descubrir la magnitud del desfalco perpetrado contra los recursos públicos y la desfachatez con que lo exhiben.
Las firmas de Maduro para Obama provocan un repudio general: en quienes se resisten, al tener que sufrir las consecuencias, enquienes no han sido presionados, pero sienten dolor por sus conciudadanos humillados, y en quienes han firmado, contra su conciencia y voluntad, al saberse utilizados.
Paradójicamente, esta operación de Maduro demuestra su profunda debilidad: el régimen jamás obtendría este apoyo si no emplease terribles amenazas y chantajes contra una sociedad que vive todo tipo de penurias y que conoce bienlo que están dispuestos a hacer quienes están en el poder. Venezuela es hoy una sociedad ávida por conquistar un futuro de esperanza y oportunidades para todos, con justicia, paz, dignidad y libertad; una sociedad que lucha, que no se va a rendir, y que requiere la solidaridad de nuestros hermanos latinoamericanos.
Maduro se ha quitado la careta frente a la OEA. Está por verse si la OEA opta por ponérsela se nuevo.