En tiempos de polarización algunas virtudes son fácilmente sacrificables: la verdad, la tolerancia y el respeto quedan difuminados en el camino de las lealtades mal entendidas. Es común escuchar a los dirigentes de una u otra tendencia proferir calificativos de grueso calibre en contra de quienes aun siendo afines ideológicamente, discrepan de algunos de sus criterios y decisiones. Muchos hablan y hasta sacralizan el concepto “unidad”, solo que les parece buena, siempre y cuando coincida con sus intereses personales o grupales. Tengo tiempo proponiendo que para superar la tragedia política dieciseisañera que nos gobierna, necesitamos construir un mecanismo real, la “Unidad Superior”, que no solo aglutine a personas contrarias al gobierno, sino también a factores descontentos del oficialismo.
Si bien la MUD ha cumplido un papel medianamente aceptable, llegó la hora de su reconversión para incorporar diversos sectores de la sociedad que están excluidos. Si queremos rescatar el país y no solo la satisfacción de apetencias personales, la nueva organización debe dejar de ser una alianza electoral de cogollos para dar paso a una vigorosa organización con propuestas políticas que responda a expectativas y necesidades del pueblo. Hay que construir una confederación de las oposiciones al gobierno, donde las decisiones importantes sean ratificadas con la participación de las mayorías y no solo con el consenso de los llamados grupos “G”.
Una organización democrática como la propuesta debe estar pendiente, tanto de las oportunidades estructurales, como de las coyunturales. Este año tenemos los comicios legislativos, que encuentran por primera vez al gobierno con la popularidad en su mínimo histórico, lo que abre el espacio para que, quienes discrepamos de ellos, tengamos la posibilidad real de obtener una mayoría significativa en la AN, que sería el primer paso para iniciar la reconstitución de una Republica Democrática y la superación del periodo de populismo autoritario que nos gobierna. Para lograr este sueño debemos dejar los amiguismos, compadrazgos, nepotismos y proponernos conformar un “equipo soñado” con los venezolanos más capaces y comprometidos con el rescate social, moral, económico, político e institucional de nuestro país.
Debemos continuar construyendo viabilidad política pero también fortaleciendo la plataforma electoral, que permitirá, en los años subsiguientes, poder ganar la mayoría de gobernaciones y alcaldías, camino a la victoria máxima, donde conquistaremos, sin atenuantes, la Presidencia de la Republica. Desechemos la frase: “Los sueños, sueños son”. Superemos las miserias humanas y avancemos por el camino de la verdadera “Unidad Superior” ¡Venezuela nos lo agradecerá!
Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv