“Déjame trabajar”, fueron las palabras de un delincuente que se introdujo a la casa 8 de la parcela 46 de la urbanización El Recreo, en el municipio Palavecino, a las 10 de la noche del lunes. El malandro había sometido al dueño de la vivienda, coronel retirado del Ejército y profesor de la Unefa, José María Jiménez Fréitez, de 64 años de edad. Pretendía robar, pero el militar retirado forcejeó con él. El ladrón le disparó en dos ocasiones causándole la muerte.
Estaba trabajando
Jiménez Fréitez tenía en la casa un espacio el cual usaba de oficina y en el cual se encontraba haciendo algunos trabajos para sus alumnos en la Unefa. De pronto, a su oficina, entró un hombre: su rostro estaba cubierto con un pasamontaña negro y en su mano tenía un arma de fuego. El maleante sometió al coronel retirado, a quien no le dio tiempo de armarse. Iba con intenciones de robar e inclusive el malandro, al ver que su víctima estaba oponiendo mucha resistencia, supuestamente se molestó y le dijo que lo dejara trabajar.
El militar retirado siempre preparado para combatir y proteger a su familia, al ver que el hampón estaba solo sintió que lo podía dominar y forcejearon. Le pudo descubrir su rostro, pero el delincuente le dio un cachazo en la cabeza al coronel, dejándolo un poco aturdido. Le disparó en el pecho y en el estómago, al verlo caer mal herido, salió corriendo, saltó el portón y escapó.
Esposa e hija del militar retirado se encontraban en la vivienda en ese momento. Eran aproximadamente las 10 de la noche. Llenas de desesperación pidieron auxilio y trasladaron al hombre herido hasta una clínica privada del municipio Palavecino, en donde falleció a las 11:30 de la noche, relataron allegados a la familia.
Zona insegura
Se conoció que la calle en donde está ubicada la parcela 46 es bastante oscura y la casa del coronel retirado ubicada en una esquina. Los portones que tienen a la urbanización cerrada son bajos de altura y el delincuente saltó una reja de alfajol, posteriormente la de la casa y aprovechó que una puerta de la vivienda estaba abierta. La misma comunica con la cocina y entró.
El delincuente era un jovencito. Se presume que en la parte de afuera estaba esperándolo otro delincuente.
Residentes de la zona comentan que los robos por esa zona son constantes y no existe nada de patrullaje. Explican que entre las dos y tres de la tarde, y seis y siete de la noche, jóvenes en una moto se la pasan “cazando” personas y las atacan para robarlas.
Se sienten desprotegidos, casi todas las parcelas han tomado la iniciativa de cerrar sus calles con un portón y aún así los hampones los “visitan”, los secuestran y someten en las casas.
Han acudido a todos los entes solicitando que sean instaladas luminarias en las calles y pidiendo seguridad y no han tenido respuesta alguna, por lo cual no les queda otro camino que encomendarse a Dios.