Momentos de angustia y desesperación vivió la familia Burgos la tarde de ayer, al percatarse que los niños de 10, 6 y 4 años habían desaparecido misteriosamente de la casa, ubicada en la avenida principal del sector primero de Mayo de Cabudare, donde residen con su abuela Clementina Burgos.
A través de las redes sociales vecinos de la comunidad alertaron a los usuarios sobre la situación, mientras familiares de los menores de edad fueron a la comisaría de La Mata, a narrar lo sucedido.
Se pudo conocer que la abuela estaba a cargo de los niños, porque sus madres estaban trabajando, pero luego de darles el almuezo se quedó dormida. Al despertar revisó cada espacio de la vivienda y se percató de la ausencia.
Al ver que el portón estaba sin candado pensó que alguien los había secuestrado. Invadida por los nervios, notificó a sus hijas lo ocurrido. Ellas dieron parte a las autoridades.
De inmediato allegados y parientes participaban en la búsqueda; unos caminaban por el sector, mientras otros recorrían las calles del municipio Palavecino.
Nadie sabía del paradero de los niños. Preocupados por la integridad de los infantes, habitantes de la zona se concentraron frente al domicilio para entregar volantes con las fotografías y los números de contacto.
Varias personas se comunicaron y dieron detalles de la ubicación, pero transcurrían las horas y no los encontraban.
Al final de la tarde, operadores del servicio de Emergencia 171 notificaron a las progenitoras que los tres infantes habían sido localizados con vida, a pocos metros de un reconocido hotel en Veragacha.
Eduard Ángel, un joven cristiano, quien los vio solos caminando a orillas de la carretera los detuvo. Le preguntó al niño de 10 años hacia dónde se dirigían. Él respondió que iba junto a sus primos a casa de su mamá, en Las Piedras, estado Yaracuy.
El muchacho avisó a las autoridades y los tres fueron trasladados por funcionarios de Polilara al ambulatorio Don Felipe Aponte, para constatar el estado de salud en el cual se encontraban. Familiares llegaron y agradecieron a Dios que no se trataba de un rapto.