El control de ventas de productos alimenticios por número de cédula ha generado frustración en la sociedad, que aprecia con impotencia cómo se venden los artículos que ellos necesitan los días en los cuales no les corresponde ser atendidos en grandes establecimientos públicos y privados.
Las versiones de los usuarios son encontradas. Si bien algunos compradores como Jean Carlos Vásquez califican la medida de positiva, puesto que deben formarse en colas “más cortas”, en comparación a las de antes, otros usuarios como María Gabriela Perdomo dicen sentir “rabia” al ver que algunos establecimientos venden pañales los días que no le corresponde comprar, según su terminal de número de cédula
Perdomo señaló que tras esta medida intenta acudir al mayor número de establecimientos posibles, el día que puede ser atendida.
María Lourdes Viscaya y Josefa Castillo, ambas damas de la tercera edad, señalaron que ni el captahuellas, ni el control por número de cédulas, han resuelto el problema de los usuarios, puesto que el desabastecimiento continúa.
Señalan que hasta que no garanticen existencia de productos en los establecimientos, la situación persistirá, porque con esta medida entonces se está limitando el acceso de compra a los consumidores. “El problema es que en Venezuela no hay mercancía”, dijo Viscaya.
Al desacuerdo con la medida agregaron presentar problemas en la compra, incluso cuando les corresponde según cédula, ya que sólo aceptan dinero en efectivo.
A esto sumaron que algunos establecimientos no mantienen trato preferencial a ciudadanos de la tercera edad y que la revisión de las cédulas y actualización del sistema hacen aún más lento el proceso, por lo cual deben pasar hasta cuatro horas en cola, sólo para adquirir cuatro harinas de maíz, por citar un ejemplo.
No existe acceso oportuno a la compra
Sobre este respecto, Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), aseguró que con esta medida se violenta el artículo 305 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), que trata sobre las garantías de soberanía alimentaria.
Asimismo se limita el acceso a la libre compra, permanente además de oportuna.
“Los usuarios están molestos, porque pareciera que deben esperar días para adquirir el producto que necesitan, ya que si venden pollo el día que no les corresponde, simplemente no puede comprar y deben esperar hasta la próxima semana”.
Advirtió que estas medidas sólo perjudican al usuario y no tratan el problema de fondo, que es el desabastecimiento.
“Limitando al venezolano el gobierno no solventa nada. El Ejecutivo nacional debe estimular la producción nacional y mejorar los niveles de abastecimiento… y pronto, porque sino el problema puede hacerse mayor”, agregó.
