Todo parece dispuesto para el inicio formal, mañana 10 de Abril, de la VII Cumbre de las Américas, que se desarrollará en esta ocasión en Panamá. Como suele suceder, en esta época en la que los excesos de formalismo y etiqueta son superados en centrimetraje mediático e internáutico por lo que llamaríamos el “backstage”, el tema central de la Cumbre parece que pierde cada vez más su carácter central.
De acuerdo a la información de los organizadores, el tema central de esta Cumbre de las Américas es “Prosperidad con Equidad: el desafío de Cooperación en las Américas”. Objetivo perenne de gobiernos, políticas públicas y los entornos institucionales en los cuales se intentan aplicar, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza y otros déficits sociales, el aumento del empleo y la inversión y mejores niveles de educación y salud, saldos favorables en lo macroeconómico con mejoras estructurales, tangibles y sostenibles para quienes hoy luchan por subsistir en América Latina, esto y más se interpreta del tema central de este cónclave hemisférico.
Pero lo que distingue a esta reunión de Presidentes, Jefes de Estado y de Gobierno en nuestro Continente, otorgándole un carácter inédito e histórico, es la presencia por vez primera de Cuba y su primer magistrado, hecho que se inserta en el proceso de acercamiento y restablecimiento de plenas relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la referida nación antillana. La presencia de Raúl Castro, y el esperado “apretón de manos” (¿Se convertirá en selfie?) con Obama, son así el momento que más expectativa ha generado, junto a la variopinta gama de reacciones que en el vecindario han suscitado las medidas de Washington contra funcionarios venezolanos acusados de violaciones a los DDHH, y su polémica decisión ejecutiva que etiqueta de amenaza al gobierno venezolano.
El esfuerzo por tejer avances y consensos en materia económica, política, educativa, chocará contra los deseos de protagonismo y de gritería ideológica jurásica anti-imperialista de quienes, como el Presidente Nicolás Maduro, están más pendientes de buscar enemigos externos y atornillarse en el poder, al costo que sea, que de asumir su fracaso, el de su gestión y herencia política, y reconocer el clamor popular por un cambio en proyecto hegemónico que pretende imponer en Venezuela.
Como se ha observado en reuniones de este tipo en los últimos años, al margen de la agenda e invitados oficiales, se congregan actores, organizaciones e iniciativas que sin tener el rango de “estatales”, intentan también lograr llamar la atención sobre temas y aspectos más álgidos o “incómodos” que el pudor diplomático ha dejado fuera de la discusión real y efectiva.
Veremos palabras, significados, propuestas, y de seguro retórica y show. Medias verdades, o medias mentiras. Muchos se asumirán como “encumbrados” de lujo, privilegiados de la hipocresía internacional. Otros serán desenmascarados, de seguro. Ojalá todos recuerden, en lo alto de esa cumbre, que están allí por y para los pueblos que gobiernan, y que desde abajo, siguen esperando.
@alexeiguerra