“No creeré sino cuando vea la marca de los clavos en sus manos, meta mis dedos en el lugar de los clavos y palpe la herida de los costados”.
Ocho días después, los discípulos estaban de nuevo reunidos dentro, y Tomás con ellos. Se presentó Jesús a pesar de estar las puertas cerradas, y se puso de pie en medio de ellos.
Les dijo: “La paz sea con ustedes.” Después dijo a Tomás: “Ven acá, mira mis manos; extiende tu mano y palpa mi costado. En adelante no seas incrédulo sino hombre de fe.”
Tomás exclamó: “Tu eres mi señor y mi Dios.” Jesús le dijo: “Tú crees porque has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”
Muchas otras señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios; crean, y por su Nombre tendrán vida.
Evangelio según San Juan 20.
Es imprescindible execrar la manipulación de quienes aparentan saberlo todo y condenan todo cuanto en realidad practican. Es imperioso rescatar la cultura asentada en la moral enmarcada en la realidad que existe entre la verdad y la mentira; la dignidad de alcanzar la superación de las necesidades ciudadanas con los méritos logrados a través de la educación y de la capacitación de cada estudiante, obrero, técnico y/o profesional: de todo aquel que quiera superarse tomando como reto la valoración del esfuerzo personal.
Es imperativo el recate de la Seguridad Jurídica a través de la ejecución de la aplicación de la Justicia Honesta tal cual está expresa en nuestro Estamento Legal contentivo de leyes y reglamentos regidos por la Constitución Nacional interpretada y escrita bajo el espíritu, propósito y razón del legislador probo, que acató los preceptos legales tradicional e internacionalmente aceptados, que conlleven a restaurar los principios y valores que nos caracterizaban y que fueron legados de nuestros libertadores y transmitidos por nuestros ancestros. Es la forma idónea de acabar con el canje de derechos por privilegios; con la impunidad, la delincuencia y el tráfico de influencias.
Restablecer la realidad que expresa. “No existe autoridad sin responsabilidad, ni responsabilidad sin autoridad,” sería el fin de la corrupción; del gusto al poder entronizado en ideologías utópicas, desfasadas, y fracasadas en los territorios y estamentos donde se ha pretendido imponer; debe darse paso a la consecución de la excelencia apoyada en el fortalecimiento del sector emprendedor, respetando la propiedad privada irrenunciable; al predominio de la verdad en lo político y en la utilización, adecuada y oportuna, de los medios de comunicación.
Debemos rescatar la cultura del trabajo honesto y creador; generador de mejor calidad de vida. Rescatar y rehabilitar las fuerzas del orden que amparen al ciudadano ante la pobreza que justifica los actos delictivos.
Es indispensable e insustituible la planificación de la ampliación y ejecución supervisada y controlada de los servicios públicos.
El mérito y el esfuerzo deben estar enraizados en el fortalecimiento de la familia como base de la sociedad; estructura primaria de la república.
Es impostergable retornar a los tradicionales valores del respeto, del deber de ejercer nuestros derechos y reprobar su canje por oprobiosos privilegios.
Escrupulosamente, tenemos la necesidad inmediata de rescatar la excelencia, la ética, la moral, la urbanidad, y la tradición de las buenas costumbres.
